lunes, 5 de diciembre de 2011

Palabra de poesía

No quiero que estés junto a mí domesticada.
No quiero que hagas prosa de tu vida.

Te quiero libre, inefable, lúdica, salvaje;
precisa, amorosa...como palabra de poesía.

domingo, 4 de diciembre de 2011

En caja fuerte.

- Buenos dias.
- Buenas noches.
- ¿Cómo estas?
-¿Cómo te sientes?
- ¿Cómo te fué?
- ¿Caminamos?
- Dáme tu mano.
- Discúlpame, lo siento.
- ¿Lo hablamos?
- Te equivocaste.
- No importa, sigamos.
- Tienes otra oportunidad.
- Sé tú cual eres, como eres, como quieras ser.
- Por mí no cambies.
- Nada te pido, dáme de tí lo que quieras.
- Es tu decisión, te apoyo.
- ¿Cómo, dime tú?
- Te perdono.
- Lo entiendo.
- No pasa nada.
- Apaga y ven...te espero.
- Tu me entiendes.
- Como tú, nadie.
- Contigo hasta el final.
- ¿Te acuerdas?
- Abrázame.
- Dáme un beso.
- Dáme otro.
- ¿Quieres?
- ¿Qué piensas?
-¿Qué sientes?
- ¿Cuál ha sido tu experiencia?
- ¿Te ayudo?
- ¿Porqué, porqué, porqué?
- Y ahora ¿hacia dónde vamos?
- Te sigo.
- Sí, sí, sí, sí... y después ya veremos ...
- Quiero estar contigo.
- Me gusta estar contigo.
- Quédate.
- ¡¡¡Qué bien te ves!!!
- ¡¡¡Me encantas!!!
- Te deseo.
- Hagamos el amor.
- Por favor.
- Te invito.
- Pide, yo pago.
- Ayúdame, no puedo.
- ¿Voy por tí?
- ¿Paso por tí?
- ¿Te espero?
- Te espero.
- ¿Me ayudas?
- Confío en tí.
- Me llenas.
- Me tienes.
- Te quiero.
- Te pienso.
- Te siento.
- No sabes cuánto te extraño.
- ¿Cómo estas?
- ¿Qué necesitas?
- Quiero verte.
-¿Cuándo te veo?
- Gracias, corazón.
- Te amo.

Quien tenga todo esto,
que lo guarde en caja fuerte
Pues si le falta, verá,
que tiene más joyas,
que las que la Corona tiene.

martes, 29 de noviembre de 2011

Haciendo poesías

Así se escribe una poesía...

La poesía crea signos.
La poesía no admite sinónimos.
La poesía trastoca significados
y los carga de ritmo, silencio,
sonido y sentimientos.

Veamos este ejemplo:

ºº@ (Y) scpsj  casi es  ºº@ & scpsj 
pero no, porque estéticamente
(Y)  no puede reemplazar a &
y simbólicamente
& no puede ser sustitudo por (Y) 
aunque signifiquen lo mismo.

Solo ºº@ & scpsj
puede ser ºº@ & scpsj
porque ºº@ & scpsj  
es la mejor forma de expresarlo. 

La poesía crea signos.
La poesía no admite sinónimos.
La poesía trastoca significados
y los carga de ritmo, silencio,
sonido y sentimientos.

Por eso mismo digo
que ºº@& scpsj 
y nadie como tú.

Tal vez.

Tal vez porque hayamos aprendido...
que con recuerdos no se cumplen las promesas,
que con soledades no se barren las caricias,
que con silencios no se salvan los vacíos,
y que con disculpas...no se hace el amor.

Tal vez 
por eso sea
que  sintamos a nuestros sentimientos
como tiempo intrascendente y pasajero
vulnerado y malgastado por otros.

Y por eso es
que siempre nos quedan
como últimos refugios,

una lágrima propia,
el abrazo de un amigo,
una poesía a la vida
o una canción de amor.





El sentido del canto.


Los nativos en Australia hacen canciones.

Hacen canciones para alabar a todo lo que aman, para todo lo que los rodea. Hacen canciones para todo lo que les da vida.

Con canciones expresan su fe.

Los nativos en Australia cantan canciones cuando quieren llamar a alguien o a algo, cuando quieren que vuelva alguien o algo; alguien o algo que se ha ido, que no está y que saben, que quieren, que puede volver.

Con canciones expresan su esperanza.

Con canciones, los nativos en Australia llaman a sus seres más queridos, a su cariño, a sus sentimientos.

Con canciones expresan su amor.

Con canciones, los nativos en Australia alaban o llaman al sol, a las estrellas, al día, a la noche, al alba, al ocaso. Con canciones llaman a la tierra, a las montañas, al desierto, a los valles, a los ríos, a las nubes, al viento, a la lluvia, al calor. Con canciones llaman a los animales, a sus crías. Con canciones llaman a los árboles, a los frutos, a los troncos, a las hojas, a las raíces, a las flores. Los nativos australianos tienen infinidad de canciones y si algún ser o cosa no tiene su canción y no lo pueden llamar, se la inventan, se la componen, pero nada se queda sin invocar.


Los nativos australianos hacen canciones y cantan para llamar a ese alguien o a ese algo que no está y que saben, que quieren, que puede volver. Los nativos australianos cantan para alabar a sus seres más queridos, a todo lo que los rodea. Los nativos australianos cantan a la vida y a lo que les da vida. Los nativos australianos, cantan y cantan para que su canto alcance a todo aquello a lo que aman y respetan y depositan en su canto todo su amor, su fe y su esperanza.


Con esa lección tan bella de canto y de vida, quiero decirte, que mis canciones serán para tí, mi canto te seguirá, ahí donde estés, para que cuando te alcance, te abrigue de amor, de fe y de esperanza.

Allá donde estés, desde aquí donde estoy, recuerda: yo cantaré para tí, mi canto será para tí.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Las cosas de la ciudad

En esta ciudad,
la gente se vuelve, se marcha, se pierde,
la gente no se habla, no se dice, no se mira,
se vuelca sobre sus preocupaciones,
se ensimisma, se ignora, se olvida,
camina sola, anónima, solitaria.

En esta ciudad,
Ese río interminable de gente extraña,
me difumina, me esfuma, me arrastra;
me vuelve hetéreo, líquido, umbroso, cuasi invisible.
Nadie me habla, nadie me dice, todos se apartan;
me dan la espada, me ignoran, me ningunean;
y navego entre ellos anónimo, solitario;
como caminaría yo solo,
en cualquier otra ciudad del mundo.

Pero a esta ciudad la quiero, la amo, la adoro,
porque las cosas en ella
sí que me dicen, sí que me llaman, sí que me nombran,
sí que me dan mi lugar, sí que me hacen sentir alguno.

Porque cuando paso, las cosas en esta ciudad,
murmuran,
y me cuentan historias; 
y me devuelven mi luz y mi sonrisa y mi anhelo;
y me devuelven el cariño envuelto en ternura.

Porque por ahí por donde voy
las cosas en esta ciudad me recuerdan:  

Las calles que caminamos juntos,
los parques en que cantamos juntos,
los árboles que nos cobijaron juntos,
los bancos en donde nos sentamos juntos,
las escaleras en donde nos reímos juntos,
o los trenes en que hemos viajado
a todos esos lugares
en donde hemos soñado ir
juntos.

Es hermoso...muy hermoso...
que cuando la gente se vuelve,
se pierde, se marcha y me ignora,
las cosas en esta ciudad
me hablen con tanta dulzura
de tí.

Invariablemente

Entre tanto desamor
tanto sin sentido, 
tanto desconsuelo
y poca fe.

Debo agradecerle a la vida
todo lo que he recibido,
pues si tanto amor encuentro
frente al desconsuelo
y tanta fe tengo
ante el sin sentido
es porque la vida, amor,
te ha puesto en mi camino.

Quedo eternamente agradecido
con la vida,
porque junto a tí
no tengo excusa, no hay motivo,
para no ser del todo hoy,
mañana o siempre,
sencillamente feliz.

Pero debo, quiero, de corazón,
agradecerte a tí también, amor,
el deseo de estar aquí,
conmigo tú, invariablemente.

Un atillo de sueños

Si muero..

En un atillo
meteré mis sueños,
subiré corriendo,
me abrazaré a la Luna
navegaré los cielos,
me codearé con Tláloc,
Thor, Vishnú y Zeus.

Conoceré a sus hijas
nos amaremos
podré ser eco, agua,
tierra, viento o fuego,
y tendré mi morada
en otro universo
detrás de las estrellas
con otro firmamento,

y ahí
los esperaré
por si un día quieren
volvernos a ver.

Si muero
alégrense con música, amor,
vino y sexo...

que yo,
yo los recordaré a todos
desde allá,
con ese atillo de sueños.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Andanzas tras un poema

Andaré el día, como todos los días,
desde el alba hasta el ocaso,
siguiendo tus pasos, buscando tu rastro;
aunque sepa bien, que si te encuentro,
no serás nunca mía.

Andaré el día, como todos los días,
buscándote en la cara oculta de la luna,
en los lugares comunes, en las estrellas, en el cielo,
o en la sencillez de los milagros que nos da la vida...

y si te encuentro,
mi música musa mujer poema,
aún sabiendo que no serás nunca mía,
aún sabiendo que eres más del cielo,
del firmamento, de los milagros de la vida...

Déjame por favor, mi música musa
mujer poema, destino razón de mi locura,
déjame entonces dejarte un beso tierno
en la palma de la mano
y déjame después verte partir
sin pedirte nada a cambio.

que yo andaré mañana
de nuevo el día
desde el alba hasta el ocaso
buscándote, a tí, siempre a tí,
mi música musa mujer poema,
para decirte, sólo para decirte...

que te amo, que te he amado
que te amaré, a tí, a tí,
mi música musa mujer poema,
sin condiciones, por siempre jamás
y en cada momento... de mis días.

viernes, 26 de agosto de 2011

Cajas

A mí me encanta abrir cajas.

Cajas, por definición, son objetos rectangulares abiertos o cerrados en los cuales se pueden guardar otros objetos….pero esa es una pobre definición de lo que es una caja.

A mí me encanta abrir cajas, te digo. Todas las cajas, piensa, todas las cajas son cajas de sorpresas. Todas guardan un valor, un secreto, un deseo, un objeto o un sentimiento. Piensa, si no sabes lo que guardan, lo que encierran, de todas las cajas surgen cosas, por eso, todas las cajas, por definición, son magas con chistera.

Cajas, la más mítica, la de Pandora, que era ánfora en sus inicios, pero por una renacentista metamorfosis, se convirtió en caja. Caja de todos los males. Caja de la primera mujer griega. Mujer hecha de arcilla por orden de Zeus -¿coincidencia divina o judía piratería?-. Caja y mujer, hechas ambas, para para castigar a los hombres. Caja de Pandora que al destaparla, liberó a todos los males y que al taparla de nuevo, asustada, dejó sólo a la esperanza encerrada en ella…por eso, dicen, la esperanza es lo único que no se pierde.

Cajas, cajas de cartón, para estiba, para mudanza, para almacenar esos trebejos que poco sirven, que poco utilizamos, que nos incomodan; pero que no tiramos por un cierto extraño apego que nos une a ellos.

Cajas, cajas de plástico, pequeñas, con tapa hermética, más modernas y funcionales, ahora llamados tuppers. Cajas estas para guardar la comida en el frigo; o más grandes, pero iguales, para la ropa en los armarios o para los trebejos que más utilizamos, que andan por ahí, sin lugar fijo, pululando, que no queremos ver tirados, o simplemente, que no queremos verlos.

Cajas, cajas de pago, materialistas, de dinero va y dinero viene, de sumar números, de imprimir recibos, de guardar monedas y billetes de variadas denominaciones. Cajas, cajas de ahorro, de cobro de intereses. Cajas de aquí tengo tu dinero, no te quejes, está guardado, está seguro, yo lo multiplico para mí y luego hago con él lo que me apetece.

Cajas, cajas fuertes, cajas de seguridad, caja de caudales, de apertura difícil, de combinación, de contraseña, de claves, de grueso espesor, empotradas en pisos o paredes, escondidas tras los cuadros o los muebles. Cajas estas de metal, pesadas, para evitar ladrones, para guardar valores, bienes que no fluyen, dinero negro, testamentos, documentos comprometedores o toda clase de personales inseguridades.

Cajas, arcones, baúles, cofres; ahora choznos, tatarabuelos, bisabuelos, abuelos de cajas para guardar reliquias o antiguallas, antes novedades. Cajas empolvadas, olvidadas en áticos, sótanos o desvanes; pero a final de cuentas, miembros todos con la misma genealogía, cajas.

Cajas para alhajas, alhajeros, para joyas, joyeros. Cajitas para guardar piedras y piedrotas encadenadas a la vanidad; para guardar collares y anillos de belleza y valor extraordinarios, de conmemoración, de aniversario, de celebración o simplemente de empeño, para llegar a mes, para pagar hipotecas o solventar deudas, claro, si el caso fuera, que evidentemente, en nuestro caso, no lo es.

Cajas de regalos, con moños y envolturas, que emocionan, que sorprenden en navidades, en los días de reyes o en los cumpleaños.

Cajas bonitas, singulares, también de regalo, para guardar como subordinados…”con nuestros mejores deseos, gracias; del Rey y la Reina, por sus servicios prestados”.

Cajas de zapatos, cajas divertidas, cajas de niños, cajas escondidas en algún resquicio, debajo de la cama, o en un sitio visiblemente secreto. Cajas con papelitos, chicles, dulces, soldaditos, estampas, canicas, lagartijas, carritos, moneditas de a .05, amuletos y juguetitos consentidos.

Cajas anatómicas, fisiológicas, humanas. Cajas craneales para guardar ideas, para pensar idioteces –divertidas-, para crear e imaginar sueños, ilusiones o filosofías;  cajas torácicas, para sentir hambre, para sentir sed, continencia, latidos, aire en la sangre, dolor, fatiga, para sentir en nosotros a la vida misma.

Cajas, cajas tétricas, de mortaja, de último viaje,  para despedir muertos, para guardar cadáveres.

Cajas, cajas, cajas… las más maravillosas, la que son más que cajas, las que son amigas, las que son mujeres,  las que son amantes, las que son compañeras, las que son niñas o confidentes; las que guardan más que algo, las que nos guardan a nosotros mismos y todo lo que en nosotros llevamos.

Yo tengo una caja de esas. En ella que he metido todo mi mundo, todos mis sentimientos, todas mis historias, todas mis ilusiones, todas mis alegrías, todas mis tristezas, todos mis recuerdos. En dónde me refugio, en donde me pierdo, desde donde viajo por el universo. Para allá voy y de desde ahí vengo. En donde me guardo, me vacío, me contengo. A dónde llegan  a purificarse todos mis males y desde donde salen mis mejores deseos.  En dónde lloro, en donde me alegro, en donde comparto, desde dónde creo, canto, amo, protesto. Yo tengo una caja, mi caja, la única, la preferida, en donde soy yo y tú igualmente conmigo, donde nos confundimos y fundimos tus talentos con los míos, cantando, riendo, creando, uniéndonos. Desde donde surge la magia de ser dos, en uno, compartidos.

Esa caja, es la caja de mi guitarra.

Me gusta mucho mi caja, me gusta mucho lo que guarda mi caja, (que por cierto, fue un regalo, en su momento); me gusta mucho abrirla para compartir mi mundo contigo; pero ¿sabes? lo que más me gusta de mi caja, lo que verdaderamente más adoro de su contenido, lo que la hace realmente exclusiva, es saber que has guardado el eco de tu voz, en ella.

domingo, 21 de agosto de 2011

Testigo

Soy testigo.
Doy fe de ello.

Es media tarde, estoy sólo, con la familia de viaje. Aprovecho, salgo, camino, miro, observo. Hago lo que más me place. Deambulo parsimonioso por las calles.

Camino, miro, observo.No encuentro nada nuevo. Mejor dicho, no me esfuerzo.Tengo pereza, lo acepto, hoy no quiero encontrar lo nuevo en lo viejo.

Atravieso la calle, me meto en otra zona. Son calles que habitualmente, no frecuento.La gente parece distinta, los edificios también. Mi mente se relaja. Me alegro. Ya me siento más cómodo.Lo viejo conocido me parece nuevo, sin hacer el menor esfuerzo.

Camino, sigo, miro, observo. Hace calor, busco una sombra, llego a una banca, me acomodo.Es buen sitio para pescar imágenes y sentimientos. Saco mi libreta, armo la caña, tiro el anzuelo. Dibujo y apunto mientras espero a que piquen las ideas. Me siento bien, pleno, feliz. Me siento y dejo que la vida se pasee frente a mí.

A lo lejos se escucha a unos gitanos.Cantan rumbas y bulerías en corro. Los niños juegan, la gente pasa.Mas allá, en una terraza, la gente come y habla.Volteo, veo a dos jóvenes, una moto. Fuman, beben, platican. No sé si esperan.Veo también a un niño con muletas y a otro, pobre, casi como cuasimodo. Bromean, juegan, se tiran piedras. No les importa su condición, con risas y diabluras la compensan. Da alegría verlos, no tristeza.

Veo una ventana, una silueta.

Aparece una chica, linda, bella. Mira desde la ventana, mira hacia afuera, como si buscara sin buscar. Mira ilusionada. El brillo de sus ojos, el gesto de su cara, no engañan, tienen el mismo fondo que tienen los de una mujer enamorada.

La veo, me mira…pero sigue sin realmente mirar para afuera.

Veo venir a un chico, se acerca. Si fuera caballero, montaría al trote.Viene con los ojos puestos en su destino. Viene metido en él mismo.Camina sin mirar, camina como tratando de no perder su rumbo. Camina fijamente, camina para caminar.

Volteo de nuevo, busco a la chica…¡es tan bella! Sigue ahí, mirando, casi suspirando. Me pregunto¿En qué, en quién estará pensando?

Escucho el trote del chico. Ya está cerca.

Llega. Lo miro. Me mira. Volteo a ver a la chica. Él me sigue la mirada.Voltea a verla a ella. La descubre. Abre la boca, se sorprende.Aspira hondo, contiene el aire. Aminora la marcha, casi se detiene.No quiere desviarse, pero no puede. Camina despacio, hacia donde ella.Cambia de actitud, se acicala, saca el pecho, parece gallo, parece palomo, parece haber dejado el trote, parece que ahora flota en una nube.

Lo veo, y veo que ve a la chica, y ella, sigue ahí, mirando sin mirar y buscando sin buscar, como enamorada.

Veo que él se acerca, que va hacia ella, que la llama sin hacer gestos, sin dar voces, pero tratando de tirarle cien mil flores.

Veo que, finalmente, ella se vuelve, que lo mira, que lo encuentra. Abre la boca, le brillan los ojos. Los labios le tremolan, se reacomoda, se pasa la mano por detrás de la oreja. Se ajusta la blusa. Baja la cara, lo mira de reojo, pizpireta.

Se ve, se percibe, que no se conocen que no se conocían, que es la primera vez que se encuentran.

Camina él, despacio, hasta su edificio, sin quitarle el ojo. Lo ve venir ella, se sonríe, coqueta,desde su ventana.Él se acerca, ella lo llama, ambos dos sin decir palabra.

Camina él muy despacio, alza la cara, mira hacia arriba, ella se empina, para verlo allá abajo, desde la ventana. No dejan de verse; pero no se dicen nada. Se miran, se llenan, se contemplan. El amor los desborda, los flecha.

Se siente su emoción.Se les nota en el cuerpo, se les ilumina la cara. Siguen en silencio. Se detiene el tiempo, pero no sus miradas.El amor los inunda, inunda a la ventana, inunda a la acera, inunda a la calle, inunda al barrio, inunda a toda, la ciudad entera.

Se miran, él camina a pasitos,se miran, él casi se detiene, se miran, ya casi nace una palabra…se oye un grito desde adentro, la llaman, se mete, se esfuma, desaparece de la ventana.Él espera un poco y un poco más; pero ya no hay nadie, ni visos de haberlo.

Se va.

Él camina ahora, sin trote, sin nubes, sin energía.
Se detiene, duda, se voltea, mira, se regresa, la busca.
Ya no está en la ventana. No sabe su nombre, no la llama.
Mira hacia arriba por última vez.
Él reemprende el camino y el tiempo reanuda su marcha.

Aparece ella, apresurada.
Finge que va al contenedor, finge que tira la basura. Finge que se limpia la mano.Finge todo lo que puede y mientras finge,hace tiempo de manera deliberada. Mira y remira, lo busca y lo rebusca. No lo ve, no lo encuentra, ya no está, ya se le fue. Ya no hay nadie y sabe que ya no habrá entre ellos, desgraciadamente, nada.

Resopla y suspira. Se vuelve a su casa, parace desairada.

Se dejan, pero sé, porque se ve, que se llevan en el alma.

Y me pregunto, ¿Qué se dijeron desde sus corazones, con esas miradas que se hablaron en silencio? ¿Cómo le hicieron para convertir, en un segundo, la tierra en el cielo?¿Cómo le hicieron, para detener un instante en el tiempo y volverlo eterno?

A saber, pienso; a saber, siento:
Es amor de dos y sólo de ellos.

Soy testigo.
Doy fe de ello.

jueves, 18 de agosto de 2011

Un pacto.

Recibo una invitación.
Quiero hacer un pacto contigo, me dicen:
¿Quieres vivir mi vida, si muero?
No sé de lo que va esto, pero sé de quién viene.
Firmo el pacto, de inmediato y sin dudarlo.
Continúo. Leo. Me explica. Entiendo.

Albert Espinosa, vive 4.8 vidas, la de él y la de sus tres amigos.
Ese fue el pacto. Repartirse las vidas entre los amigos convalecientes en el hospital, si alguno moría antes que los otros.
Ese fue el pacto, sus amigos murieron, el los sobrevivió. Sobrevivió a tres cánceres, pero él murió de aburrimiento en el hospital.
Debió ser una larga agonía. La ausencia de los otros en uno, es un cáncer difícil de curar.
Repartirse la vida al morir, veo, es la mejor quimioterapia para curar la ausencia, la nostalgia, la inmaterialidad y la melancolía.

Ese fue el pacto, por eso, Albert vive 4.8 vidas, la de él y la de sus compañeros.

Recibo la invitación.
¿Quieres vivir mi vida, si muero?
¡Por supuesto! Me digo.

Me siento feliz, firmo el pacto. Acepto la invitación. Me llena, me da vida.No sé a quién sobreviva y no sé si sea capaz de vivir tantas vidas repartidas en la mía; pero ya en mí alegría, desbocado pienso…

En la vida de mi árbol vecino, que alberga a tantos nidos, que desprende tantas flores, que oxigena el aire, que da sombra a borbotones, que alimenta a las abejas, a los abejorros, a las mariquitas, a los pulgones y hasta a las mismas hormigas que lo recorren. No sé si pueda con sus temores: a la poda que lo lacera, al hacha que lo mutila, las orugas que lo deshojan, el perro que lo mea, el gusano que lo carcome. No sé si pueda con sus temores, deberé aprender, como él, a sobrellevarlos desde sus alegrías: el columpio que mece al niño, la sombra que da al viejo, las mariposas en sus capullos, los pájaros en sus nidos, el color de las hojas en otoño y la frescura muy de mañana con que lo baña el rocío.

No sé si lo sobreviva, a este árbol amigo mío, pero si muere él primero, yo me reparto, con el que quiera, su vida.

Y asimismo, pienso…

En todo lo que aprendería si viviera, si compartiera, si me repartieran cualquiera de todas las otras vidas que hay en esta madre tierra, tan llena de vida: la vida del gato, la vida del perro, la vida de la vaca, la vida del caballo, la del tucán, la del gorrión, la del colibrí, la de la bacteria, la del virus, la de la flor, la del plancton, la del cangrejo, la cucaracha, la pulga, el piojo, la ballena, la secuoya, el abedul, la hortensia, el clavel, la papaya, el mango, la musaraña, el atún, la merluza, el jabalí, el lechón, el chorlito. Y pienso y me emociono en sentir lo que sería vivir y compartir la vida de todos estos seres que están, que pasan desapercibidos, sin saber de ellos, sin saberlos en vida. Que viven, que habrán de morir; pero que hacen la vida. Que dan vida.

Me emociono y pienso: ¡Madre mía, si me repartiese sus vidas! ¡Lo que podría yo saber, lo que entendería!

Me entusiasmo, realmente me entusiasmo.
Me siento feliz, firmo el pacto. Acepto la invitación.
Me llena, me da vida.

Y pienso en tí, y pienso que sí,
Que quiero vivir tu vida, sencilla. Que quiero ser cómo tú, sentir como tú, pensar como tú, reír como tú, llorar como tú, dormir como tú. Que quiero tener tu esófago, tu hígado, tu páncreas, tu metabolismo, tu ritmo vital. Quiero tener tus habilidades, tus talentos y entender la vida desde tu mundo, desde tus obligaciones, desde tus limitaciones, desde tu agobio, desde tus alegrías, tus creencias, tus contradicciones. Que quiero vivir desde tus miedos, tus desilusiones, tus odios, tus querencias, tus cansancios, tus amigos, tu familia. Que quiero vivir desde tus recuerdos, tus esperanzas, tus amores, tu fe. Que quiero vivirte en vida, hacerme de tu vida, la quiero muy adentro, la quiero mía, para curarme la carcoma de tu ausencia, de tu nostalgia, de esa negra sombra que se proyecta sobre tí, sobre nosotros, en el tiempo y en la incierta lejanía.

No sé a quién sobreviva y no sé si sea capaz de vivir tantas vidas repartidas en la mía. Por lo pronto, yo ya hice un pacto contigo:

Si mueres, quiero y voy a vivir tu vida, para que así sigas dándole vida a la vida misma, como sólo tú, y solamente tú, se la sabes dar.

martes, 9 de agosto de 2011

Por siempre jamás...

Domingo al mediodía. Calles de barrio, farolas vecinas, fachadas las mismas, semáforos de siempre; árboles verdes, frescos y alegres.

Nada nuevo. Viejos conocidos.

Paseamos.  

Hace calor. Calor de verano, pero de verano atípico. Demasiado húmedo para estas tierras de meseta y a mediados del estío.

Cargo al niño en mis hombros. Él es un Tiranosauro Rex de dos años. A mi lado camina su madre. Un ser normal, por fortuna para todos; porque yo su padre, sin saberlo, fui convertido en un Triceratops.

Andamos lento, es paso de paseo. Andamos paso a pasito disfrutando cada huella que dejamos, en ese instante, en ese lugar. No queremos llegar, no tenemos prisa, no vamos a ningún lugar.

Errantes vamos. Vagabundeamos. Nos recreamos, disfrutamos. Comentamos lo que hay, lo que pasa, lo que vemos y lo que nos imaginamos.

Llegamos a un parque. Se ve una terracita. Hay poca gente y mesas vacías. La terraza invita. Para protegerse del sol, se sirve sombra a granel. Adentro, de techo de cemento y hierro; afuera, de fronda verde con madera.

Nos acomodamos en una mesa, bajo la sombra fresca entre un árbol de hojas perennes y otro de caducifolias. Ya sentado observo, en las otras mesas, a los que llegaron antes. Algunos leen, otros platican. Veo a una pareja, a un grupo de  amigas, a un par de viejetes y a una familia.

Nos atienden. Dos cervezas y una coca cola. Aceitunas en salmuera y patatas fritas.

Nos relajamos bajo la sombra de los árboles. Nos relajamos lo más y todo lo que nos permite un Tiranosauro Rex de dos años, que va por su muy personal periodo jurásico, sacándole el hielo a la coca cola, manoseando la salmuera de las aceitunas y zampándose impío las patatas fritas.

Ahora el tiranosauro ruge por última vez y desaparece. Se transforma en el pícarillo de Tormes. Toma una patata, la tritura y desde su silla, la arroja al suelo, no muy lejos de su asiento. Me mira en complicidad y espera.

Llegan cinco gorriones. El más osado, volando, de un picotazo, se lleva la migaja más grande. Los otros nos miran con cautela. Miedosos, apenas comen y vuelan.

El picarillo tritura otra patata, y cómo confeti, la avienta al aire. Tiene bien sabida la lección. No es la primera vez lo hace.

Ahora llegan dos gorriones. Llegan juntos, se nota que se hacen compañía, que se quieren, que se cuidan. Me sorprenden. Los miro atento. Uno busca la comida, come rápido, el otro nos vigila. El primero, ahora, toma una migaja, se voltea y la pone en el pico abierto de su compañero el vigía.

Veo ese pico abierto. Veo la mirada del ave vigía que coincide con la mía. Su vista de pájaro me prende en vuelo, me hace girar, girar, girar. Siento vértigo. Doy vueltas y vueltas y vueltas y a vueltas y vueltas, y giros y giros, me desprendo, se me escapa el alma, me deja el cuerpo. Esa mirada, ese pico abierto, me arrastran en vorágine, a mis adentros, como a un agujero negro,  a otro estado mental, a otro espacio, a otro tiempo, a otro momento. Me hacen volar sin alas a donde todos los gorriones que he conocido, a donde todos los parques en donde han comido, y en todos los árboles en los que han hecho nido.

Y en ese torbellino de recuerdos, en esa vorágine de imágenes - que me llegan todas agolpadas al unísono a mi cerebro-, surge de pronto una en exclusiva que se discierne clara y nítida, que se alza, que se sobrepone, que se ajusta, casi perfecto a la que tengo enfrente, a la que estoy, de hecho, viendo en este preciso momento.

Es un gorrión en un nido, en la copa de una jacaranda. Es la casa de mi abuela, soy yo junto a ella, son años atrás y como si no lo fueran. Ella señala el nido, yo lo busco curioso entre los retoños y las flores lilas de la jacaranda en primavera. No hay nada más que eso: ella señalando y yo buscándo al nido,arriba, entre las flores lilas de la jacaranda. No hay nada más, nada más hay, hasta que recuerdo. Recuerdo que lo encuentro, encuentro el nido y veo dentro de él, a una pajarita que alimenta allá arriba, a su crío. El polluelo abre el pico. La pajarilla voltea, la miro. Siento que me mira. Y allá arriba en ese árbol y allá atrás, en aquel entonces, veo un pico abierto y una mirada en el nido, como veo frente a mí, precisamente ahora, la mirada y el pico abierto del pájaro vigía, que se cruza con la mía.

Y me doy cuenta que esas aves de presente y de pasado, con esas miradas, con esos picos ansiosos, me llevan en su vuelo a esa maravillosa y extraña tierra en dónde no hay ni arriba ni abajo, ni ayer, ni entonces, ni hoy, ni mañana. Dónde todo es aquí y ahora sin condiciones. Donde todo está yuxtapuesto, entre lo próximo y lo lejano, entre lo sentido, lo pensado, lo vivido y lo imaginado. Entre lo recordado y lo olvidado. Dónde todo aparece junto, y se siente, y se piensa, y se vive simultáneo, desde hoy, desde ayer, por siempre y por jamás, desde su origen hasta su eternidad.

Me doy cuenta de ello y disfruto lo nuevo que veo y lo conocido que recuerdo. Y camino, paseo, ando, vagabundeo por los pájaros, los parques, los jardines, los árboles y los nidos, los de hoy y los de entonces, y percibo la voz de mi abuela y su mano sobre mi hombro de niño; y percibo al mismo tiempo, la voz de mí esposa y la mano de mi hijo que se apoya sobre mi hombro de adulto, para escapar de su silla.

Regreso. La voz de mi esposa alerta que se escapa el tiranosauro. Está de regreso. Vuelan los pájaros de hoy y se llevan en su vuelo, a la imagen de mi abuela, la jacaranda en flor y los pájaros de entonces, los de ayer, en el nido.

Regreso…estoy aquí, ahora mismo.

Regreso, repaso, observo, recuento por si algo hubiera cambiado durante mi ausencia: las sillas, las mesas, las cervezas, lo vasos, las patatas, las aceitunas. Los árboles, están todos, tanto los de las hojas perennes, como los de las caducifolias. Regreso, repaso, recuento. Veo a mi alrededor y veo a una pareja, a un grupo de  amigas, a un par de viejetes y a una familia. Sí, es verdad, me doy cuenta que estoy de regreso. Nada ha cambiado, salvo mi esposa dando voces desde su silla, al tiranosauro que ríe y que corre libre por el parque, saltando.

Nada ha cambiado. Fué sólo un instante en este parque que me pareció un largo paseo por mí mente.

Y me doy cuenta que así es el tiempo en esa extraña tierra del por siempre jamás, por donde andamos, siempre lento. En donde andamos paso a pasito disfrutando cada huella que dejamos, en ese instante, en ese lugar. En dónde andamos sin querer llegar, en dónde no tenemos prisa, ni vamos a ningún lugar.  En esa tierra en donde todo es el todo y nada se queda afuera. En esa tierra que es nuestra vida, la de ahora y la ya vivida. En esa tierra en dónde vagabundeamos, nos recreamos, disfrutamos. En dónde comentamos lo que hay, lo que pasa, lo que vemos y lo que nos imaginamos. En esa tierra mágica y maravillosa que nos pertenece y en dónde tú y yo podemos estar, en dónde ya estuvimos, en donde ya hemos estado, yo contigo, tu conmigo, juntos, simultáneos, unísonos, sin condiciones, al leer, tú, hoy, en este momento, ahí desde dónde estás, lo que hice yo, en el parque y lo que recordé, yo, de mi pasado, en ese domingo que quedó ya desde este instante, en tí y en mí, en el por siempre jamás.

jueves, 28 de julio de 2011

Cuando miro al cielo...

Cuando miro al cielo,
ya no sé...

Si te miro a tí,
o si la miro a ella,

Si cantarte a tí,
o cantarle a ella.

En verdad
ya no sé...

Si es ella tú
o si tú eres ella.

Si quedarme en tí,
o quedarme en ella.

Lo que sí sé,
cuando miro al cielo,
es que por hablarte a tí
y por hablarle a ella...

quisiera en las noches,
de fijo,
descubrir dos lunas
en el cielo.

http://youtu.be/ODr_4uorx-0

martes, 26 de julio de 2011

A ellos, a todos.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Miro, observo.
Es media mañana y falta la otra mitad para el medio día.
El sol brilla por el este, la luna lo refleja en el oeste.
La nubes hoy hicieron pellas, se fueron de pinta.
Se fueron de pinta y dejaron el cielo claro, pintado de azul cielo.
Hace calor, lo justo, lo necesario, para no decir que el verano es primavera.
Sopla un aire ligero desde la sierra de Gredos.
Se lleva el calor mas abajo, hacia el Valle del Tietar.
Refresca.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Los racimos de uvas se dejan ver verdes, todavía.
Ya llegará el tiempo de la vendimia.
Mi hijo juega en el jardín a tirarse chorros de agua.
Se rie.
Su risa me refresca más que el viento que baja de Gredos y se pierde en el Tietar.

Es la vida.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Ahora leo, leo triste.
Leo triste y siento que una sombra crece en mí, me oscurece, me duele, me apena, me arrebata la calma.
La sombra me invade, me apesumbra, me carcome, a pesar de toda la vida alrededor que fluye, que invita, que corre.
Leo triste bajo el sol del medio día, con mi alma a oscuras.
Leo sobre la locura intransigente de un hombre que caza y abate a tiros a ochenta jovenes, en una isla.
No caben en su ideología.
Lo goza: "Fue una masacre, necesaria" se jacta, se dice, se honra...declara.

Unos se salvan, se tiran al agua.
Otros no.
Los hijos de alguien, ya no juegan ni jugarán más ahí, ni hoy, ni aquí, ni nunca,ni mañana,ni ahora, ni todavía.

Es la muerte.

No al fanatismo, claman.
Ruega por ellos, rezan.
Este fin de semana,
con un no y un ruega
se recordará a Noruega.

viernes, 22 de julio de 2011

El trece, contigo.

Camino rumbo a la casa
sin pausa, pero sin prisa.
Tengo tiempo,
voy por el niño.

Miro lo que siempre miro:
pasos de cebra,
contenedores,
puntos de fuga,
sombras,
matices
y reflejos escondidos.

Pienso en lo que siempre pienso:
En tí, en lo nuestro, en el niño,
en la suerte y el destino.

Camino….  
un destello en el asfalto
me pide auxilio.

Es un dije de plástico,
plateado y brillante...
brillante,
pero de absoluto,
valor ninguno.

Es un número trece
no más grande
que la yema de mi dedo.

Lo recojo y pienso
en lo que se dice de la suerte.

Me da pena, el número  trece,
nadie lo quiere.

Lo acusan de todo:
Explosiones, aquelarres,
muertes, traiciones,
matanzas y persecuciones.

Pobre trece,
por el malhacer de otros,
en el tiempo,
lo calumnian, lo señalan
y le dan un lugar,
junto a los malos presagios
y las supersticiones.

Me da pena el número trece,
nadie lo quiere.

Nadie piensa:
En las trece semanas que duran las estaciones del año.
Ni en las 13 fases sagradas del calendario maya.
Ni en los 13 pasos egipcios de iniciación a una nueva vida.
Ni en el 13 pitagórico de la evolución y el crecimiento.
Ni en el 13 mágico, iluminado, de cuerpo, alma y mente purificados.
Ni en 13 místico, llave que abre puertas al conocimiento.
Ni en las 13 órbitas completas que da la Luna a la tierra, al año.

Lo miro y pienso:
que el 13 era el número que traía en los dorsales
cuando andaba a las patadas
de niño futbolero, antaño.

Lo miro, lo miro y pienso:
¿Qué sentirán los que hayan nacido
bajo ese sino?
porque...
nunca el haber nacido,
puede ser signo de mal agüero.

La suerte, pienso.
La suerte es lo que uno hace
o deja de hacer,
en su momento.

La suerte, creo... 
la suerte es cambiar los azares en constancias 
y ser constante en lo que se hace.

"Al saber le llaman suerte"
por ahí, también, he oído.

Y pienso, que si por pura suerte hubiera sido,
yo no estaría, aquí, ahora, 
ni con el niño
ni contigo.

Me gusta este trece, coincidente,
que apareció cuando pensaba
en mi lugar, mi destino
en mis amores favoritos.

Lo miro y decido:
lo adopto como otro más
de mis objetos coincidentes
en calidad de amuleto de la suerte.

Le busco un sitio en mi cartera
junto a la foto del niño.

Me doy cuenta
que traigo más amuletos coincidentes
que tarjetas de crédito o dinero corriente.

Mis amuletos…mis objetos coincidentes.

Con ellos..
no me siento más seguro,
ni me hacen más rico;
solamente, me llenan de ilusión,
cuando los miro.

Cuando los miro, me recuerdan la buena suerte
que he tenido
de estar aquí y ahora,
contigo, amor, y con el niño.


lunes, 4 de julio de 2011

Preguntas...

Tienes 20 minutos de vida, te lo acaban de avisar...
¿Qué harías?
¿Invitar a vivir?¿Acabarte la vida?¿Regalar amor?
¿Dar vida?
Dime tú...
¿Qué esperas?

domingo, 26 de junio de 2011

Sueño de insomio...

Una musa es una musa, así, sencillamente, sin más.

Una musa puede llegar entre las noticias, envuelta en un papel periódico, puesto sobre una silla; o te la puedes encontrar en una botella de vino blanco,esperando en una estación de metro; o saltando dentro y fuera de un cuadro, en un museo; o en la caja de una guitarra con duende,bailando tiempos, sola,en casa, como una gitana; o en un cuento de niños huyendo juntos, de la ciudad al campo; o en la palma de tu mano, durmiendo;o revolteando como colibrí, tratando de libar el néctar de tus labios; o montada en un grillo cabalgando feliz rumbo a las estrellas, con su principe encantado, la noche en que con un adiós, se aleja.

Una musa te hace ser creativo,imaginativo, te hace sentir y da sentido a tu vida. Una musa puede hacer girar la estrella de David, con sus seis puntas y sus dos triángulos; y jugando jugando, te das cuenta, y así jugando,que si repites la palabra David, infinidad de veces...,da vi da vi da vi da vi da vi da...da vida. Una musa llega como una amiga que da color a tu vida, le da vueltas a tu mundo e, igual, asi ,sencillamente, cambia de amiga a magia,jugando con sus letras y siginificados.

Una musa te da vida, te llena de magia... te la regala con su llegada y te la quita con su partida. Una musa es libre, puede venir, puede irse, aparece o desaparece, como luciérnaga con su luz, con su aura, como pompa de jabón.

Una musa es una musa, así, sin más vueltas, como lo es una estrella, y a uno no le queda más que la espera, a ver si una noche, la musa, regresa.

viernes, 24 de junio de 2011

Musa de visita.

Vino en silencio un día
y en secreto al oído me dijo:
Haz grande lo que te doy
porque será poco lo que te dé.

Hazlo grande tú,hasta que vuelva yo.
Tú hazlo grande...que yo no lo haré.

Y ese día me dejó
un grano de arena
y
una gota de agua.

Y después, así como vino
 hilvanó su llegada a su partida.

Y para hacer grande lo que me dio

con el grano de arena hice un reloj,
 con la gota de agua una clepsidra,

y con ellos empecé a contar el tiempo

desde el día de su partida.

Y la esperé 
en la noche con la luna.
y en las estrellas la mirada,
y detrás de las nubes
 con mi esperanza, esperando,
y nada.


Y en mi espera, esperando a su manera,
de a poquitos pocos, grano a gota, gota a grano,
ella fue llenando mi vida con su tiempo.

Y la esperé soñando
 con sus manos en invierno
 con sus ojos en verano 
su cabello en primavera
y con sus labios todo el año.

Y de a poquitos pocos,
gota a grano, grano a gota
su tiempo se convirtió
 poco a poco
en mi vida.

Has grande lo que te dé,
porque será poco lo que te daré,
Hazlo grande tú,hasta que vuelva yo,
me dijo un día
para después hilvanar su llegada a su partida.

 Grano a gota
y gota a grano
ahora sé
 que ella tan solo me ha dejado el tiempo
para amarla
 toda la vida.




lunes, 13 de junio de 2011

Chimamanda Adichie: El peligro de una sola historia

Una bellísima razón e inteligentísima explicación de porqué tenemos, debemos contar, escribir lo que cada uno querramos.
Otra manera para invitarnos a leer.
Hagan click y disfruten de la inteligencia hecha mujer.

Chimamanda Adichie: El peligro de una sola historia | Video on TED.com

miércoles, 8 de junio de 2011

Banco de parque

Banco de parque sobre de ti primavera como polen de alergia como estornudo de vida como cuando soportas tú banco resignado a un despiadado sol de verano todo el día o como cuando te cambian a ti banco las lluvias por las ocres frondas de luna y noches de otoño que te engalanan a ti banco con hojas secas y amarillas que te cubren que te miman mientras van sobre de ti cayendo al ritmo que les marca el viento para que vayan las hojas y te busquen las hojas y en su caída bendigan tu sueño y te cobijen a tí banco hasta que de nuevo un soplo de aire las levante al vuelo y se alejen de tí y se vayan de tí y se las lleve de ti lejos después de que ellas cariñosas te dejen banco impregnado de su recuerdo que es como tu perfume es como tu cicatriz que es como tu cana que es como tu arruga que es como la vejez añeja de la nieve de invierno que es como la tristeza de la partida o la languidez del eco que ya no te dice que ya no responde porque ahora es silencio que suena a lamento o a ronda parda o a aullido nocturno de gata callejera vieja que vaga vagabunda sucia y olvidada y borracha sobre de tí banco dormida soñando sobre ti banco despierta con la niña que fuera antaño y a quien escuchabas reír en el parque y a quien veías correr en el parque y que saltaba desde ti banco al infinito suelo y quien jugaba en ti a juntar flores o a mecerse en los columpios y a deslizarse por los toboganes y a subir y a bajar por los arcoíris que sienten los enamorados en sus corazones cuando se besan sobre ti banco apasionados con impúdico deseo y que se miran y que se tocan y que siembran con sus roces y caricias la envida de las comadres cotillas apoltronadas sobre ti banco como su bastión inexpugnable obstinadas en mirar y en juzgar y en no dejar vivir a aquellos que pasan frente a ellas porque son ellas quienes no saben vivir y porque son ellas quienes sufren la pena del desamor en la cotidianidad extrema y porque son ellas quienes apenas viven del sueldo gastado de sus hombres tan grises como son de necios y quienes son ellos quienes apenas comen y quienes apenas duermen y quienes apenas respiran por lograr un estatus o por mantener durante treinta y cinco años ese ridículo trabajo que les brinda una mísera paga y la dicha insegura de un retiro tranquilo de viejos cansados que se miran para adentro sin mirar ya nada como sí así pudieran ellos reconstruir sus mocedades de distinta manera a lo que fue su vida y que por eso mismo se la pasan barriendo y limpiando sus recuerdos llenos de olvidos y de lamentos para que así ellos puedan hacer y hagan más llevadero el tiempo que les queda por vivir sentados sobre ti banco de parque asiento y testigo de nuestras vidas.

viernes, 3 de junio de 2011

Flores y estrellas

Cierro los ojos y sueño...
ramitos de flores.

Cierro los ojos y sueño...
puñados de estrellas.

Cierro los ojos y sueño...
con la noche y la primavera.

Cierra los ojos y dime:
¿Tú, que sueñas?

lunes, 30 de mayo de 2011

Simbiosis

Anduve en un bosque encantado.
Cuando el aire sopla
a lo pájaros se les caen las hojas
y a los árboles les salen alas.

Ni vuelan, ni arraigan.
Pero no les importa.
Por eso se mecen al viento.
Por eso hacen nido en sus ramas.

viernes, 27 de mayo de 2011

CV

Y me pregunto...
qué dirías,
cómo resumirías,
en un folio con fotografía,
lo que ha sido de tí
en tu vida.

Y me pregunto,
en verdad me pregunto,
qué escribirías,
en tu currículum de vida,
para que el otro te aceptara
para que te tomara
para que te diera
lo que necesitas.

¿A quién se lo mandarías?
¿Con quién hablarías?
¿A quién se lo mostrarías?
Cómo bordarías en dos palabras
tus virtudes, tus talentos,
tus habilidades ambas
las obtenidas,las innatas.

Cómo describirías, sin detalle:
Los lugares que frecuentaste.
Los amigos que tuviste.
Los problemas que superaste.
Las alegrías compartidas,
o el júbilo oculto
de un éxito impalpable.

Y te imagino
cara a cara, vulnerable,
con ese alguien,
(de cortesía fácil y aceptación fruncida)
mirándolo cómo mira sin mirar,
tu fotografía de frente
cuidadosamente pegada
en tu currículum de redacción impecable.

Y te imagino
frente a frente,
observándo expectante,
cómo ese alguien pasa de largo
sin interesarse
por los detalles que realmente
han sido importantes para tí
en tu vida:
Tus acechanzas y tus miedos,
tus tristezas, tus pesares,
tu cansancio, tu dolor, tus penas.
Tus flores, tus hijos.
Todas las fuentes y amigos.
Tus muñecos de nieve,
tus confidentes de antaño,
y tu amor escondido.

Y me pregunto…
En qué cajón recóndito guardarías
todas esas cosas
que has escrito en silencio
con tinta de olvido,
y necesidades de grito.

En qué libro las encerrarías,
en qué anaquel lo pondrías
para que nadie las sepa, para que nadie las sienta,
para que te vean como materia útil, funcional y alerta.
Para que no te tomen como alma sensible, mundana, pasajera.

Me pregunto,en verdad me pregunto..
Qué dirías, qué callarías de toda tu vida,
para que te aceptaran y te dieran, finalmente,
lo que en el fondo tú sabes,
que no necesitas.

Mándame tu currículum,
en una hoja en blanco.
No necesito leerlo.
Pues para saber quien eres,
para darte lo que necesitas,
prefiero descubrirlo en tus ojos
a llenarte de mil preguntas
inútiles e inciertas.

lunes, 23 de mayo de 2011

Una invitada de lujo.

Es de mañana.
Nos levantamos.
Nos bañamos.
Nos vestimos.

Él ya se tomó su biberón, pero me acompaña a desayunar sentado sobre mis piernas.

La ventana nos queda, al lado, justo hombro con pared.

Volteamos.Miramos.

No se puede ver otra cosa, está la Luna. La Luna vestida de azules: Azules negro,azules oscuro. Azules de tarde larga y desvelada. Azules de sueño simple. Azules de viento ligero. Azules de lluvia sobre el suelo. Azules unicornio, azules de hada, azules de duende, azules pegaso.Azules de cabello de ángel y caudal de estrellas furtivas. Azules ternura, azules caricia, azules de noche íntima e infinita.Azules ilusión,azules misterio,azules sensualidad,azules pasión, azules deseo.Azules de beso suave de buenos días antes del alba.

Miramos y vemos.
No se puede ver otra cosa.La luna se muestra total, ingenua y seductora toda al mismo tiempo.

Impresiona la Luna, más belleza no cabe en el cielo.

Volteamos y nos miramos.
Se ve la Luna.
Él la observa, yo contemplo.

Se ve la Luna, y vemos, que se va la Luna, tras el firmamento.
Se va la Luna y a cada uno nos confiesa, un secreto.

A él, no se qué le dice, tal vez le promete un cuento.

A mí, me pide que le de la mano,que andemos juntos, que soñemos juntos, que paseemos felices, libres, sintiendo los dos sintiendo.

Y la escucho y muero por hacerle caso, por seguirla y así, jugando, le robe una caricia de Luna, una sonrisa de Luna, una lágrima de Luna,un secreto de Luna, un "te amo" de Luna, un beso de Luna en una noche de Luna. Y la escucho y muero por seguirla y darle yo, así, también jugando,todo lo que a ella tanto le gusta: un dibujo, dos canciónes,tres caricias, cuatro burbujas de jabón, media tarde en un sorbo de café y un beso lanzado al viento, que la persiga y le dure, hasta la noche siguiente.

Pero es de día y el día pinta claro. Enmudesco y me guardo, con dolor, el deseo de fugarme,corriendo, mano con mano,con esa luna, a la que tanto amo.Pero es de día y no podemos,caray,no podemos seguirnos,aunque los dos,lo querramos.

¿Y él?

Él irrumpe en el silencio gritando con la fuerza que le dan sus pulmoncitos de dos años:

- Luuuuna, Luuuuna, ven. Luuuna,ven. Luuuna ven - se empeña en llamarla- Luuuna. Luuuna ven, bebe agua.Luuuna. Luuuna ven; ven a mi casa, ven a mi casa,Luna,ven a mi casa, bebe agua - y le hace gestos con su mano y la llama con toda su alma.

Yo no sé que le dijo la Luna a mi hijo...tal vez le prometió que le contaría un cuento.Yo no sé qué le dijo,sé lo que siento.

Yo no sé lo que le dijo, pero lo escucho y pienso:
"Hoy tenemos invitada de lujo.Hoy pondremos manteles largos. Esta noche cenaremos los tres,en un claro de Luna,envueltos en la magia más sencilla,la ilusión más ingenua y el deseo más profundo."