miércoles, 30 de enero de 2013

Del cielo a la tierra...

Quién fuera ese árbol desnudo 
al que vistes en invierno
y del que eres, luna, 

hoja, fruto, flor, 
retoño y nido. 

viernes, 25 de enero de 2013

Simultáneamente...tú.

Puedes mirar el camino que has andado,
o asomarte al que andarás;
puedes ver tu imagen en el espejo,
o descubrir al ser, que hay detrás.


Puedes también 
dejar que otro conduzca 
que decida tu rumbo
cerrar los ojos,
negar tu camino
y viajar
encontrándole formas a la oscuridad,
o dormirte 
arrellanado
simplemente
dejarte llevar. 

o puedes abrirlos
y desde tu sitio,
 desde tu asiento, 
sorprenderte, 
 y ver y mirar y descubrir 
y crear y compartir
cada instante,
  cada palmo, 
cada detalle,
y maravillarte 
de tu paso por lo cotidiano
y dejar una mínima huella 
que invite a vivir, a sentir, a amar 
aquello que la vida te regala,
aquello que la vida nos da.

Lo puedes todo,
y todo
incluso,
simultáneamente.

Pero, ya ves, 
lo puedes todo
solamente 
si estas aquí, ahora, tú
 siendo plenamente tú 
y tus posibilidades
en éste pedacito único 
maravilloso e irrepetible
de presente.




miércoles, 23 de enero de 2013

Deseo...


Viento de todas partes
llévate mi aroma,
llévate mi polen,
llévatelos contigo, viento  
allá, a donde tú vayas…



que no quiero ser flor urbana,
ni flor de ornato,
ni flor silvestre, 
ni flor de campo, 
ni de pradera, ni de montaña.

Llévatelos en ti, viento,
 a todas partes
que quiero volar libre, 
contigo, allá,
a donde tú vayas.









jueves, 17 de enero de 2013

Carpe ovum carpe diem


(Basado en una real, verdadera y cierta historia de amor...según me la contaron las salchichas) 



-Dum loquimur fugeri invidia aetas: carpe diem, quam minimum credula postrero.

Le dijo ella a él, tal como lo hubo escrito Horacio en su Odas, I, 11.

Pero como él de latín solamente sabía que ovum es huevo, pues ella le tradujo al español esa célebre locución del gran poeta romano:

- Mientras hablamos, el tiempo envidioso ha pasado. Aprovecha el día, confiando lo menos posible en el mañana... 

Y continuó ella diciéndole enamorada, convencida, mirándolo fijamente a los ojos y dejando escapar un suspiro de entre sus labios, deseando que a él le llegara como un beso...

"...vivamos nuestro amor intensamente, confiando solamente en la vida…sintiéndolo, sintiéndonos en el aquí y ahora...que ya han pasado 24 días y ahora tenemos tal vez unas cuantas horas para amarnos sin recato, sin condiciones, sin contemplaciones, sin medida; amémonos ahora, que un amor como el nuestro, cascaroncito adorado, difícilmente se encuentra en todo el  universo culinario…”

Y él la veía enternecido y asentía mudo, casi pétreo, casi como huevo duro, por la emoción que lo invadía.


“…Amémonos, que es ahora o nunca - le decía ella -  que entre nosotros ya no hay mañana. Amémonos ahora desde este mutuo impulso de amor que nos nace a ambos en algún lugar ahí perdido, escondido, entre nuestros blastodermos y nuestras membranas vitelinas…"

Y él enternecido…la escuchaba, porque al igual que ella, sabía que uno en la vida, no decide…sabía que la vida, como las gallinas, pone, y que después la vida propone y que finalmente la vida dispone;  pero que si dos quieren pervivir de corazón, ni la sartén separa a quienes se aman…

¿Qué no ves, no comprendes, alma de mi clara, no te das cuenta de todas las circunstancias que se han tenido que dar para poder coincidir tu y yo aquí, ahora, en este momento; y además de todo eso, estratito denso de mi yema, que sintamos lo que sentimos?…”

“…Que no ves amor mío, disquito germinativo de mi yema, cuál afortunados somos al haber nacido antes de que señalaran a nuestras gallinas madres como improductivas y las sacrificaran sin remedio, y todo lo que se necesitó para que llegáramos a ser huevos no fecundados por un gallo..." 

“…Hubimos ambos, mi estrato fluído, que nacer de un ovario izquierdo, pues el derecho, en ambas madres, estaban ya, desde su estado embrionario, atrofiados...y debimos pasar 20 minutos en sus infundíbulos; y 3 horas y 30 minutos en sus magno; y 1 hora y 15 en sus istmos y 21 días en sus úteros; para ser expulsados después, en 1 hora y treinta minutos, como huevos de gallina clueca….”

Eso decía ella y él la escuchaba arrobado, recordando que aquel día en que fue puesto, jamás se hubiera imaginado que terminaría tan locamente enamorado de ella…

“…Carpe diem, amor mío - lloraba ella- … pues después de haber sido puestos por nuestras ponedoras madres, para poder estar aquí juntos, hemos debido superar y cumplir, sin saberlo, con reglamentos muy ajenos a nosotros mismos, y para ello hemos debido que tener ambos, obligadamente, la cáscara y cutículas limpias e intactas, la cámara de aire de no más de 6 mm dentro de nuestros cascarones ; nuestras claras gelatinosas,  transparentes y sin mancha… y nuestras  yemas, cielo, ¡ah, nuestras yemas!...que no se nos separaran al rotarnos y que sólo fueran visibles como una sombra a trasluz, … y después, corazoncito,  ambos debimos ser clasificados como M (medianos), por pesar entre 53 y 63 gramos…y no como el pobre de tu hermano el menor, que pesó más de 73 gramos y lo clasificaron como X; y terminó como huevo en polvo industrializado…"

Y él la escuchaba embelesado, sintiendo por todo su ovalado cuerpo el flujo de amor que emanaba desde la pasión en sus ojos: Carpe diem…carpe diem…aprovecha el momento...Carpe diem…carpe diem...vive cada momento, como si fuese el último de tu vida Carpe diem…carpe diem...aprovecha el día, confiando lo menos posible en el mañana…- resonaban las palabras de ella, en las chalazas de su ser interno….

"...¡Oh amor, no!…no, corazón - decía ella emocionada-, nosotros no fuimos sometidos a ningún tratamiento de conservación, a nosotros no nos industrializaron; no nos enviaron a donde las máquinas quiebran y filtran los cascarones rotos, como le pasó al pobre de tu
hermano menor, el X, el que pesó 73 gramos; ni tampoco mandaron nuestras claras y nuestras yemas a las tinas de balance, para almacenarlas e inhibir el crecimiento bacteriano, y ya puestas ahí, para que decidieran lo que harían después con ellas, y con las otras cientos de miles de claras y yemas confundidas revueltas …”

Y él sabía que junto a ella, no había mucho qué decidir, que con ella era todo tan sólo estar.
“No. Nosotros no sufrimos, como él, los choques térmicos propios de la pasteurización. No tuvimos que pasar de una temperatura mínima a otra máxima y soportar ese cambio brusco, para luego saltar de nuevo a la temperatura mínima…como aquél que por algún motivo está dentro de una oficina calientito y sale a la calle sin abrigo,en pleno invierno…”

“…No, cielo, miráme, mírate… Nuestras cáscaras están intactas. Nuestras yemas y nuestras claras no han sufrido daño alguno. Nosotros no somos yemas congeladas con sal, para hacer mayonesas; ni yemas liquidas con azúcar, para hacer rompope; ni yemas en polvo, para hacer pasta; ni ovoalbúminas líquidas (como llaman a nuestras claras) para hacer lo mismo merengues que cremas chantilly; ni somos claras en polvo, para hacer panes; ni mucho menos un huevo totalmente pulverizado, como tu hermano el menor, el X, el que pesó 73 gramos, que terminó sus días como ingrediente de productos de cosméticos…No cielo, miráme, mírate…no somos huevos deshidratados…”

Y él la veía y la remiraba enterita como sólo un huevo enamorado sabe ver a su amada huevo...

“Nosotros, cariñito de mi yema, tan solo fuimos marcados y etiquetados y nos tatuaron el cascarón  para controlarnos y  trazarnos..." 


Y él le veía con discreción su ovotrasero marcado con las siglas 3ES64010946… y recordaba su significado:
3: Huevo de gallina criada en jaula
ES: Código del país de origen
64: Código de la provincia
010: Código de municipio
496: Granja de producción

“Y hecho este tatuaje, mi adorada látebra, mi querida y dulce albúmina densa, nos envasaron en estos embalajes especiales para guardarnos de golpes, suciedad y olores extraños…”

Y él se acercaba a ella para inspirar el dulce olor a calcio que desprendía su cascarón…

“ Y nos mandaron a la misma tienda, por diferentes rumbos, y nos compraron el mismo día, y nos pusieron en la parte más alta de puerta del frigo, sin importarles que por tanto abrir y cerrar, las yemas se nos pudiesen romper…”

Y el sentía que la yema nunca se le rompería, teniéndola a ella siempre a su lado.

“…y de todo esto han pasado, cascaroncito de mi alma, hace tan solo 24 días, después de que nos hubieran puesto nuestras gallinas madres en sus respectivas jaulas…”

Y los ojos de él entonces se entornaron de tristeza…pues sabía que no podrían seguir frescos por más de 28 días - ni aún en el frigorífico-, y que tendrían que ser rotos, y consumidos… más temprano que tarde..

-Sí, sí, sí, sí….- gritó él desde lo más profundo de su ovíforme ser- Carpe diem, carpe diem…Mientras hablamos, el tiempo envidioso ha pasado. Aprovecha el día, confiando lo menos posible en el mañana…" , sí sí…- gritó desesperado- Siiiii....y si hoy mismo, nos sacan de este frigorífico para consumirnos, confiemos en la vida, huevita mía, que terminaremos juntos como huevos fritos, o escalfados, o en tortilla a la española o a la francesa, o en unos rancheros, o en chilaquiles, o en una torrija …”

 “…o a punto de turrón -dijo ella...

y dicho esto…se amaron hasta quedar fundidos los dos, como dos huevos revueltos.


miércoles, 9 de enero de 2013

Dos lunas....


Hace muchos años estuve frente al mar de Cortés, cerca de Bahía Kino. Era de noche muy noche y había una luna llena, muy llena. El mar estaba  realmente negro y embravecido.

Estaba yo sentado en una pequeña ensenada, acompañando en su juerga a un pescador.

Bebíamos  cervezas. El pescador estaba ya bebido y entre rabia y broma insultaba a la luna porque no había podido salir a pescar. Él pescaba en las noches sepa dios qué bicho marino y dado que la luna alebrestaba al mar, por eso de las mareas, él le soltaba sendos insultos de borracho por convertir al mar en su enemigo.

Yo estaba tranquilo sentado en la ensenada aquella, divirtiéndome de buena gana con las blasfemias del pescador y quitándome el calor de la noche a punta de brisa de mar y de cervezas.

Yo lo escuchaba y a la vez que lo escuchaba, veía a lo lejos dos enormes lunas llenas. Una fija en el firmamento, y la otra reflejada entre la fuerza del mar batiendo; y viendo a las lunas y escuchando al pescador, pensaba que así sería yo por mis adentros, como esas lunas llenas, ambas sin luz reflejando la luz del exterior. Una, la del sol; la otra, la que reflejaba ella misma en el mar.

Eso pensaba entonces y gracias a ti que estas aquí, leyendo, lo recuerdo ahora, que mis adentros sólo son reflejos de lo que pasa afuera de lo que me pasa adentro… como en aquel entonces, en aquella ensenada, yo por dentro,  ecuánime y disfrutando, y el pobre pescador afuera, frustrado y rabiando; o como tú ahí, ahora, viéndome por dentro, y yo que me asomo afuera, buscándote a ti aquí, ahora,en este momento, haciendo los dos, dos lunas llenas, reflejándonos ambos, por fuera y por dentro.