(Basado en una real, verdadera y cierta historia de amor...según me la contaron las salchichas)
-Dum loquimur fugeri invidia aetas: carpe diem, quam minimum credula postrero.
Le dijo ella a él, tal como lo hubo escrito Horacio en su Odas, I, 11.
Pero como él de latín solamente sabía que ovum es huevo, pues ella le tradujo al español esa célebre locución
del gran poeta romano:
- Mientras
hablamos, el tiempo envidioso ha pasado. Aprovecha el día, confiando lo menos
posible en el mañana...
Y continuó ella diciéndole enamorada, convencida, mirándolo fijamente a los ojos y dejando escapar un suspiro de entre sus labios, deseando que a él le llegara como un beso...
"...vivamos nuestro amor intensamente, confiando
solamente en la vida…sintiéndolo, sintiéndonos en el aquí y ahora...que
ya han pasado 24 días y ahora tenemos tal vez unas cuantas
horas para amarnos sin recato, sin condiciones, sin contemplaciones, sin medida; amémonos ahora, que un amor
como el nuestro, cascaroncito adorado, difícilmente se encuentra en todo el universo culinario…”
Y él la veía enternecido y asentía mudo, casi pétreo, casi como huevo duro, por la
emoción que lo invadía.
“…Amémonos, que es ahora o nunca -
le decía ella - que entre nosotros ya no hay mañana. Amémonos ahora desde
este mutuo impulso de amor que nos nace a ambos en algún lugar ahí perdido, escondido, entre nuestros blastodermos y nuestras membranas vitelinas…"
Y él enternecido…la escuchaba, porque al igual que ella, sabía que
uno en la vida, no decide…sabía que la vida, como las gallinas, pone, y que después la vida propone y que
finalmente la vida dispone; pero que si
dos quieren pervivir de corazón, ni la sartén separa a quienes se aman…
¿Qué no ves, no comprendes, alma de mi clara, no te das cuenta de todas las circunstancias que se han tenido que dar para poder coincidir tu y yo aquí, ahora, en este momento; y además de todo eso, estratito denso de mi yema, que sintamos lo que sentimos?…”
“…Que no ves amor mío, disquito germinativo de mi yema, cuál afortunados somos al haber nacido antes de que señalaran a nuestras gallinas madres como improductivas y las sacrificaran sin remedio, y todo lo que se necesitó para que llegáramos a ser huevos no fecundados por un gallo..."
“…Hubimos ambos, mi estrato fluído, que nacer de un ovario izquierdo, pues el
derecho, en ambas madres, estaban ya, desde su estado embrionario,
atrofiados...y debimos pasar 20 minutos en sus
infundíbulos; y 3 horas y 30 minutos en sus magno; y 1 hora y 15 en sus istmos
y 21 días en sus úteros; para ser expulsados después, en 1 hora y treinta
minutos, como huevos de gallina clueca….”
Eso decía
ella y él la escuchaba arrobado, recordando que aquel día en que fue puesto,
jamás se hubiera imaginado que terminaría tan locamente enamorado de ella…
“…Carpe diem, amor mío - lloraba ella- … pues después de haber sido puestos por nuestras ponedoras madres, para poder estar aquí juntos, hemos debido superar y cumplir, sin saberlo, con reglamentos muy ajenos a nosotros mismos, y para
ello hemos debido que tener ambos, obligadamente, la cáscara y cutículas limpias e intactas, la cámara de
aire de no más de 6 mm dentro de nuestros cascarones ; nuestras claras
gelatinosas, transparentes y sin mancha…
y nuestras yemas, cielo, ¡ah, nuestras
yemas!...que no se nos separaran al rotarnos y
que sólo fueran visibles como una sombra a trasluz, … y después, corazoncito, ambos debimos ser clasificados como M
(medianos), por pesar entre 53 y 63 gramos…y no como el pobre de tu hermano el menor,
que pesó más de 73 gramos y lo clasificaron como X; y terminó como huevo en
polvo industrializado…"
Y él la
escuchaba embelesado, sintiendo por todo su ovalado cuerpo el flujo de amor que
emanaba desde la pasión en sus ojos: Carpe diem…carpe diem…aprovecha el momento...Carpe diem…carpe diem...vive cada momento, como si fuese el último de tu vida …Carpe diem…carpe
diem...aprovecha el día, confiando lo menos posible en el mañana…- resonaban las palabras de
ella, en las chalazas de su ser interno….
"...¡Oh amor, no!…no, corazón - decía ella emocionada-, nosotros no fuimos sometidos a ningún tratamiento de conservación, a nosotros no nos
industrializaron; no nos enviaron a donde las máquinas
quiebran y filtran los cascarones rotos, como le pasó al pobre de tu
hermano menor, el X, el que pesó 73 gramos; ni tampoco mandaron nuestras claras y nuestras yemas a las tinas de balance, para
almacenarlas e inhibir el crecimiento bacteriano, y ya puestas ahí, para que
decidieran lo que harían después con ellas, y con las otras cientos de miles de claras y yemas confundidas y revueltas …”
Y él sabía que junto a ella, no había mucho
qué decidir, que con ella era todo tan sólo estar.
“No. Nosotros no sufrimos, como él, los
choques térmicos propios de la pasteurización. No tuvimos que pasar de una temperatura mínima
a otra máxima y soportar ese cambio brusco, para luego saltar de
nuevo a la temperatura mínima…como aquél que por algún motivo está dentro de
una oficina calientito y sale a la calle sin abrigo,en pleno invierno…”
“…No,
cielo, miráme, mírate… Nuestras cáscaras están intactas. Nuestras yemas y
nuestras claras no han sufrido daño alguno. Nosotros no somos yemas congeladas
con sal, para hacer mayonesas; ni yemas liquidas con azúcar, para hacer
rompope; ni yemas en polvo, para hacer pasta; ni ovoalbúminas líquidas (como
llaman a nuestras claras) para hacer lo mismo merengues que cremas chantilly;
ni somos claras en polvo, para hacer panes; ni mucho menos un huevo totalmente pulverizado, como
tu hermano el menor, el X, el que pesó 73 gramos, que terminó sus días como ingrediente de productos de
cosméticos…No cielo, miráme, mírate…no somos huevos deshidratados…”
Y
él la veía y la remiraba enterita como sólo un huevo enamorado sabe ver a su
amada huevo...
“Nosotros,
cariñito de mi yema, tan solo fuimos marcados y etiquetados y nos tatuaron el cascarón para controlarnos y trazarnos..."
Y
él le veía con discreción su ovotrasero marcado con las siglas 3ES64010946… y
recordaba su significado:
3:
Huevo de gallina criada en jaula
ES:
Código del país de origen
64:
Código de la provincia
010:
Código de municipio
496:
Granja de producción
“Y hecho
este tatuaje, mi adorada látebra, mi querida y dulce albúmina densa, nos
envasaron en estos embalajes especiales para guardarnos de golpes, suciedad y
olores extraños…”
Y él se
acercaba a ella para inspirar el dulce olor a calcio que desprendía su cascarón…
“ Y nos
mandaron a la misma tienda, por diferentes rumbos, y nos compraron el mismo
día, y nos pusieron en la parte más alta de puerta del frigo, sin importarles
que por tanto abrir y cerrar, las yemas se nos pudiesen romper…”
Y el sentía
que la yema nunca se le rompería, teniéndola a ella siempre a su lado.
“…y de todo
esto han pasado, cascaroncito de mi alma, hace tan solo 24 días, después de que nos hubieran puesto nuestras gallinas madres en sus respectivas jaulas…”
Y los ojos
de él entonces se entornaron de tristeza…pues sabía que no podrían seguir
frescos por más de 28 días - ni aún en el frigorífico-, y que tendrían que ser rotos,
y consumidos… más temprano que tarde..
-Sí, sí, sí, sí….- gritó él desde lo más profundo de su ovíforme ser- Carpe diem, carpe diem…Mientras hablamos, el
tiempo envidioso ha pasado. Aprovecha el día, confiando lo menos posible en el
mañana…" Sí, sí sí…- gritó desesperado- Siiiii....y si hoy mismo, nos sacan de este
frigorífico para consumirnos, confiemos en la vida, huevita mía, que terminaremos
juntos como huevos fritos, o escalfados, o en tortilla a la española o a la francesa, o en unos rancheros, o en chilaquiles, o en una torrija …”
“…o a punto de turrón -dijo ella...
y dicho esto…se amaron hasta quedar fundidos los dos, como dos huevos revueltos.