jueves, 28 de julio de 2011

Cuando miro al cielo...

Cuando miro al cielo,
ya no sé...

Si te miro a tí,
o si la miro a ella,

Si cantarte a tí,
o cantarle a ella.

En verdad
ya no sé...

Si es ella tú
o si tú eres ella.

Si quedarme en tí,
o quedarme en ella.

Lo que sí sé,
cuando miro al cielo,
es que por hablarte a tí
y por hablarle a ella...

quisiera en las noches,
de fijo,
descubrir dos lunas
en el cielo.

http://youtu.be/ODr_4uorx-0

martes, 26 de julio de 2011

A ellos, a todos.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Miro, observo.
Es media mañana y falta la otra mitad para el medio día.
El sol brilla por el este, la luna lo refleja en el oeste.
La nubes hoy hicieron pellas, se fueron de pinta.
Se fueron de pinta y dejaron el cielo claro, pintado de azul cielo.
Hace calor, lo justo, lo necesario, para no decir que el verano es primavera.
Sopla un aire ligero desde la sierra de Gredos.
Se lleva el calor mas abajo, hacia el Valle del Tietar.
Refresca.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Los racimos de uvas se dejan ver verdes, todavía.
Ya llegará el tiempo de la vendimia.
Mi hijo juega en el jardín a tirarse chorros de agua.
Se rie.
Su risa me refresca más que el viento que baja de Gredos y se pierde en el Tietar.

Es la vida.

Estoy sentado a la sombra de una parra.
Ahora leo, leo triste.
Leo triste y siento que una sombra crece en mí, me oscurece, me duele, me apena, me arrebata la calma.
La sombra me invade, me apesumbra, me carcome, a pesar de toda la vida alrededor que fluye, que invita, que corre.
Leo triste bajo el sol del medio día, con mi alma a oscuras.
Leo sobre la locura intransigente de un hombre que caza y abate a tiros a ochenta jovenes, en una isla.
No caben en su ideología.
Lo goza: "Fue una masacre, necesaria" se jacta, se dice, se honra...declara.

Unos se salvan, se tiran al agua.
Otros no.
Los hijos de alguien, ya no juegan ni jugarán más ahí, ni hoy, ni aquí, ni nunca,ni mañana,ni ahora, ni todavía.

Es la muerte.

No al fanatismo, claman.
Ruega por ellos, rezan.
Este fin de semana,
con un no y un ruega
se recordará a Noruega.

viernes, 22 de julio de 2011

El trece, contigo.

Camino rumbo a la casa
sin pausa, pero sin prisa.
Tengo tiempo,
voy por el niño.

Miro lo que siempre miro:
pasos de cebra,
contenedores,
puntos de fuga,
sombras,
matices
y reflejos escondidos.

Pienso en lo que siempre pienso:
En tí, en lo nuestro, en el niño,
en la suerte y el destino.

Camino….  
un destello en el asfalto
me pide auxilio.

Es un dije de plástico,
plateado y brillante...
brillante,
pero de absoluto,
valor ninguno.

Es un número trece
no más grande
que la yema de mi dedo.

Lo recojo y pienso
en lo que se dice de la suerte.

Me da pena, el número  trece,
nadie lo quiere.

Lo acusan de todo:
Explosiones, aquelarres,
muertes, traiciones,
matanzas y persecuciones.

Pobre trece,
por el malhacer de otros,
en el tiempo,
lo calumnian, lo señalan
y le dan un lugar,
junto a los malos presagios
y las supersticiones.

Me da pena el número trece,
nadie lo quiere.

Nadie piensa:
En las trece semanas que duran las estaciones del año.
Ni en las 13 fases sagradas del calendario maya.
Ni en los 13 pasos egipcios de iniciación a una nueva vida.
Ni en el 13 pitagórico de la evolución y el crecimiento.
Ni en el 13 mágico, iluminado, de cuerpo, alma y mente purificados.
Ni en 13 místico, llave que abre puertas al conocimiento.
Ni en las 13 órbitas completas que da la Luna a la tierra, al año.

Lo miro y pienso:
que el 13 era el número que traía en los dorsales
cuando andaba a las patadas
de niño futbolero, antaño.

Lo miro, lo miro y pienso:
¿Qué sentirán los que hayan nacido
bajo ese sino?
porque...
nunca el haber nacido,
puede ser signo de mal agüero.

La suerte, pienso.
La suerte es lo que uno hace
o deja de hacer,
en su momento.

La suerte, creo... 
la suerte es cambiar los azares en constancias 
y ser constante en lo que se hace.

"Al saber le llaman suerte"
por ahí, también, he oído.

Y pienso, que si por pura suerte hubiera sido,
yo no estaría, aquí, ahora, 
ni con el niño
ni contigo.

Me gusta este trece, coincidente,
que apareció cuando pensaba
en mi lugar, mi destino
en mis amores favoritos.

Lo miro y decido:
lo adopto como otro más
de mis objetos coincidentes
en calidad de amuleto de la suerte.

Le busco un sitio en mi cartera
junto a la foto del niño.

Me doy cuenta
que traigo más amuletos coincidentes
que tarjetas de crédito o dinero corriente.

Mis amuletos…mis objetos coincidentes.

Con ellos..
no me siento más seguro,
ni me hacen más rico;
solamente, me llenan de ilusión,
cuando los miro.

Cuando los miro, me recuerdan la buena suerte
que he tenido
de estar aquí y ahora,
contigo, amor, y con el niño.


lunes, 4 de julio de 2011

Preguntas...

Tienes 20 minutos de vida, te lo acaban de avisar...
¿Qué harías?
¿Invitar a vivir?¿Acabarte la vida?¿Regalar amor?
¿Dar vida?
Dime tú...
¿Qué esperas?