jueves, 25 de noviembre de 2010

Ventajas culinarias

En un consomé fundamentalmente mentalista la degustación constante de lugares comunes, genera, tal vez, el afán de enlatar nuestros mensajes o de servirlos como semánticas oscuras y paranoides en comidas rápidas, para ver si alguién se las traga; actitud que nos limita, empero, en la posibilidad de recalentar el orden de los que antiguamente, como los que hasta hoy igualmente, cocinan la necesidad de frier al mundo en sus propias conmiseraciones, sin alternativa de guiso posible.

Si no se consume, el consomé se evapora.
Eso pensé.

Sin embargo, la evaporación de ese caldo de imágenes mentales (que desprende un olor comparable al de la sopa de semántica amargosa por la sobre-condimentación que le da a la interpretación pre-consciente de la vida y el amor, de la sociedad en sí), se explica únicamente por el lento herbor de una personalidad dispendiosa de sus ingredientes gnósticos, cuya introspectiva maseración, libremente salpimentada, llega a producirle retortijones psíquicos por la mala digestión de su propio agnosticismo sistémico. La sensación de náusea sufrida,se limita, por tanto, a la mera indigestión de un sinnúmero de exóticas fantasías, propias de ser eructadas, pues resultan incompatibles con los términos y referencias gnósticas desde donde los demás ingieren sus más sanas ideas.

Agruras semánticas y una cierta acidez mental transitoria, producidas por una mala cocción existencialista.
Concluí satisfecho.

Es lo que tiene ser el cocinero de mi propia locura.

Y tú ¿Tienes alguna receta en mente?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Uno rapidín

Va un granito de arena muy triste y solo, deprimido, cabizbajo, patizambo, cejijunto caminando, alicaído y meditabundo, cuando de pronto ve un reloj de arena y grita.

- ¡¡¡¡¡Óoooorale, que buen ambiente!!!!!