viernes, 2 de octubre de 2009

YHWH en Yom Kippur

El fin de semana pasado fue Yom Kippur.
El Yom Kippur es el día más importante para los Judíos. El día de Yom Kippur ocurre el décimo día del mes Tishri, que es el primer mes del calendario civil judío o el séptimo mes del calendario eclesiástico judío. Ambos meses – el Tishri civil o el Tishri eclesiástico, que a final de cuentas son el mismo- caen habitualmente en otoño y equivalen a la temporada de septiembre–octubre en el calendario gregoriano.

Yom Kippur significa algo así como “el día de la reparación” o “de la reconciliación” con lo que queda bastante explicado en qué consiste la celebración. Este día está reservado para reparar los daños causados en las relaciones personales durante el año recién finalizado. Este día representa la última llamada, la última oportunidad para demostrar arrepentimiento, para cambiar pareceres y juicios y para hacer las paces personales. Demostrar arrepentimiento, cambiar juicios y pareceres y hacer las paces personales con Dios, claro está, no con las demás. Para hacer las pases con los demás, es necesario aclarar las ofensas en lo posible y buscar la reconciliación con el ofendido antes de la celebración del Yom Kippur.

No sé si ese día algún judío se reconcilie de corazón y perdone ofensas a su prójimo, pero con Dios hay que reconciliarse siempre, porque con el Dios de los judíos hay que estar siempre en buenos términos.

Para estar bien con el Dios de los judíos, - cuyo nombre no se debe pronunciar jamás y se refleja en el tetragrama, YHWH- hay que observar, guardar y no negar en lo fundamental estas trece sencillas afirmaciones:

1.- Dios creo a todas las criaturas y Él y solamente Él creó, crea y creará todo lo habido y por haber.
2.- Sólo existe un solo Dios y solamente Él es el Dios de los judíos por toda la eternidad. No existe ningún otro Dios y no se da ningún tipo de multiplicidad en Dios.
3.- El Dios de los judíos no tiene forma física ni se le puede comparar con nada.
4.- Dios es el primer y último ser.
5.- Solo hay una forma de rezar a Dios. Los judíos no aceptan intermediarios en el rezo, como lo hacen otras religiones.
6.- Todas las palabras de los profetas recogidas en la Biblia hebrea, Torah, son verdad.
7. La profecía de Moisés, su maestro, el más grande de los profetas habidos y por venir, es verdad.
8.- El Torah que fue transmitida por Moisés, su maestro, es verdad y permanece inmutable hasta nuestros días.
9.- La Torah no será cambiada, no habrá otra Torah de su Creador.
10.- Dios sabe todas las andanzas y los pensamientos de los hombres. Nadie puede ocultárselos.
11.- Dios recompensa a quienes siguen y observan sus mandamientos y castiga a quienes los violan.
12.- Esperan la llegada del Mesías. No importa qué tanto tiempo habrá que esperar, si es mucho o poco, habrá que seguir esperando hasta su llegada.
13. Habrá una resurrección de la muerte al final de los días.

Con el Dios de los judíos hay que estar siempre en buenos términos. El Dios de los judíos es omnipresente, omnisciente, omnipotente y si no se le traiciona omnibenevolente. La relación con Él es personal: el creyente tiene una relación con Él y Él con su fiel. No hay intermediarios. Se le puede buscar para pedirle ayuda, protección, orientación y consuelo e incluso, algún milagro. Él responderá a las plegarias según su criterio y de acuerdo con la fidelidad del solicitante. Sus actos son inescrutables, incuestionables e inapelables. Si se le traiciona o se le desobedece es impredecible e implacable con sus castigos. Perdona pero no olvida. Hay que temer a su ira siempre.

Por eso, para poder reconciliarse con su Dios, durante el Yom Kuppur, un judío ayuna durante 25 horas: no bebe, ni come, ni fornica. No se baña, ni se lava, ni se peripone, o sea fuera maquillajes, perfumes y desodorantes. En Yom Kippur, ya si de a tiro el judío es muy ortodoxo, tampoco usa zapatos de piel. Eso sí, si estas restricciones pudieran representar una amenaza para la salud de creyente, les son eximidas. De hecho a los niños de menos de nueve años, a las mujeres embarazadas y personas con alguna enfermedad crónica o aguda, se les prohíbe ayunar. Sobre los hipocondríacos no sé nada. Supongo que sobre ellos deciden los rabinos.
Ese día sagrado, los judíos se la pasan todo el día en la Sinagoga, siguiendo la pauta que les marcan una serie de ritos y rituales muy interesantes, en los que por falta de espacio, pero sobre todo debido a mi mucha ignorancia, no voy a abundar aquí. También llevan a cabo una comida con contenidos simbólicos muy profundos, que ignoro también -ya ven así soy yo, tan dado a hablar de cosas de las que no se ni “pi”. Sin embargo, todo esto de la falta de aseo, lo del ayuno y la constricción de la carne, es bastante llevadero por los judíos durante el Yom Kippur. Lo realmente insufrible para ellos es que en ese día sagrado no trabaja nadie, ni nadie quiere trabajar, y lo peor de todo, es que encima, les está rotundamente prohibido manipular el dinero.
Así de importante es para los judíos el Yom Kippur.
Desde aquí, un abrazo a mis amigos judíos que me enseñaron estas y otras muchas cosas muy bellas.

2 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Interesante la observacion de la tradicion.

Miranda Hooker dijo...

Uno de los más grandes regalos que he recibido fue de una alumna judía, que en el día previo a Yom Kippur, me regaló una especie de mermelada de manzana que hacía su mamá. Para compartir, porque sí, porque quería tener su alma luminosa.

Me enseñó, con su gesto sencillo, tolerante, amoroso y vinculatorio, mucho más sobre el misterio y la humanidad, de lo que yo pude transmitirle en una clase de filosofía.