lunes, 5 de octubre de 2009

Lilit

"Las chicas buenas van al cielo, la malas a donde ellas quieren".

Es poco sabido que Adán tuvo una mujer antes que Eva. Sin embrago, según el Génesis en la Biblia, Dios creo al hombre y a la mujer al mismo tiempo:

1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Se llamaba Lilit. Fue la primera mujer de Adán.
No sé como sería Eva; pero, Lilit era un forro. Tenía el pelo rizado, largo como manto y rojo, era hermosa, guapa y voluptuosa, con una piel suavísima.

Lilit no dió hijos a Adán, porque según dicen las malas lenguas de la literatura, a Lilit no le gustaba como lo hacía Adán y lo abandonó:

“Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilit se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.”

Por eso, Dios, viendo el tremendo error de haber hecho al hombre y a la mujer del mismo polvo, decide tomar cartas en el asunto y le presenta a Adán algunas hembritas del paraíso, para ver si así se reivindicaba:

2:18 Dijo luego el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada".
2:19 Y el Señor Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera.
2:20 El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada.

O sea que Adán, a seis días después de su creación, no se "ayudaba adecuadamente" ni con las aves del cielo, ni con las gallinas, ni con las vacas, ni con las ovejas, ni con ninguna hembra que Dios le ponía enfrente.

Pero como Dios es dios, según dicen los musulmanes, se ingenió otra solución;

2:21 Entonces el Señor Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne.
2:22 De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
2:23 Entonces éste exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada."
2:25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.
3:16 A la mujer le dijo: "Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará.


Ahora sí, Adán ya no tenía nada por qué preocuparse, dado que su sumisa esposa, Eva, no podía quejarse, por mandato divino, si su esposo se lo quería hacer encima, al lado, parado, hincado o de perrito, como ya Adán se lo había hecho al resto de las hembras de la creación:


Lilit, por su parte, salió del Edén por voluntad propia y se fue a las orillas del Mar Rojo. La tradición judía dice que a Lilit le gustaba mucho el semen de los hombres. Que siempre estaba preñada y pariendo. Dios mandó a tres ángeles a buscarla, pero ella volvió a negarse y el cielo la castigó haciendo que muriesen cien de sus hijos al día. Ella se reveló contra el matrimonio, contra los hijos y se declaró partidaria del deseo proscrito y el desacato. Lilit bajó a las profundidades de la tierra para entregarse a los demonios que ahí vivían. Allí se entregó a la lujuria, pariendo seres cubiertos de pelos. Lilit se hizo la amante de Asmodeo, señor de los demonios, el mismo señor que disfrazado de serpiente, tentó a Eva en el paraíso.


Lilit es negada o señalada por las religiones abrahamicas, porque Lilit pretendió ocupar el lugar que le correspondía a Adán. Lilit quiso ocupar el lugar que le correspondía a su hombre. Lilit exigió el mismo derecho, argumentando el mismo origen que el varón. Ambos provenían del polvo y en polvo se convertirían. Lilit, en un acto de soberbia imperdonable, encolerizada, innvocó a Dios, transgredió los límites impuestos a las mujeres por el creador y abrió las puertas a lo prohibido, rompiendo el orden divino de las cosas. Lilit abandonó el paraíso por su propia voluntad, no como Eva, no como Adán, que los corrieron, que se fueron llorando y arrepentidos, condenados a sufrir por querer saber más, por querer robar el conocimiento del bien y del mal. Lilit dejó el paraíso por pasión, y lo rechazó una vez más después, por no querer someterse ni a los hombres ni a Dios, por defender el lugar que ella se merecía. Por eso se convirtió en una apátrida, en una extraña, en una exiliada.


A Lilit desde entonces se le asocia con los entes femeninos de la noche, con las lechuzas, los súcubos, las dianas, las serpentinas, las liamas, las nereidas, las ondinas, con Hécate; y se le representa como una seductora de piel de seda, de pelo rizado y rojo, hermosa, guapa, voluptuosa, enigmática, siniestra, perversa, a medio camino entre lo humano y la bestia, un demonio fascinante, que en las noches, sentada en la concavidad de la luna, inspira a los artistas .


Lilit es una diablesa segura de si misma, contundente, espontánea, independiente, libre, indómita, impetuosa que se le acusa de dejarse llevar por la pasión y de estar rodeada por un halo de misterio, de transgresión, de oposición, de malignidad, de peligro, de rebeldía, por haber abandonado el paraíso por su propia voluntad y por haberse rebelado contra el rol que tenía asignado, plantándole cara a su marido y la mismísimo creador. Lilit, sin embargo, es envidiada en silencio por su frescura, su espontaneidad, su independencia, por su libertad y su autenticidad, por su capacidad de excitar, de tentar y de ser deseada.


Lilit hoy en día nos recuerda a la noche, a nuestros puntos oscuros, nuestro deseo de independencia y de autonomía. Nos recuerda nuestro deseo de vivir libremente nuestros impulsos, nuestros deseos, nuestra líbido. Lilit vive entre nosotros como ese demonio anterior a la humanidad moralista y limitadora del impulso femenino. Lilit nos recuerda el ansia de un demonio femenino encadenado, que ahora vive envilesido por una cultura autoritaria, patriarcal y machista. Lilit vive entre nosotros recordándonos la voluptuosidad de nuestro ser abisal, intuitivo, intencional, tanático y vitalista, recordándonos nuestro sentido de autopertenencia y recordándonos también nuestro ser latente, no penitente, actuando desde sus propias profundidades.
Lilit nos permite revalorar lo femenino, recordándonos a las diosas lunares, diosas de cuando el nacimiento y la gestación no estaban asociados a la cópula y eran considerados el misterio de los misterios. Lilit nos recuerda ese orden no patriarcal, en donde las relaciones hombre-mujer seguían una pauta más natural. Lilit nos recuerda los atavismos de cuando regía el curso de la vida, germinando desde lo femenino. Cuando no se escribían biblias judeo-cristianas y cuando Lilit vivía libre como diosa madre, babilonia, sin pecado concebida.


Epílogo:
Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por comer el fruto prohibido del conocimiento del bien y del mal.
Adán vivió 930 años.
De Eva, tras su expulsión del paraíso, solo se sabe que fue madre de Caín (poniéndole los cuernos a Adán con Samael), de Abel, de Set y de un montón de críos sin nombre. Estuvo separada de Adán durante un año. Se supone que vivió tanto como Adán por la numerosa prole que dejó.

Todos sufrimos y los recordamos por su tontería.
Lilit sigue siendo, por decisión propia , la diosa y dueña del semen que todos los hombres derramamos durante nuestros sueños mojados.

4 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Me recordo a Wolf Larsen, personaje de "El lobo de mar" novela de Jack London.

Cuando Larsen tuvo que elejir entre la vida salvaje del mar y las dulcuras de la vida civilizada en tierra, respondio:

¡Mil veces amo de mi infierno que exclavo de tu cielo!

Miranda Hooker dijo...

Una vez leí, en la pared de un instituto, un verso que decía:

"Eva sale a cazar en celo,
Eva sale a buscar semillas,
Eva sale y remonta el vuelo,
Eva deja de ser costilla".

Todas las mujeres tenemos nuestro momento de elegir dejar de ser costilla. A unas les llega con la pubertad, a otras hasta la viudez, con todos los matices intermedios.

Es un momento decisivo y confrontante. De ahi, todavía hay largo trecho hasta poder ver a Lilit a los ojos, con la humildad y valentía para dejarla pasar, sabiendo, de antemano, que estamos renunciando a un lugar en el cielo y fraguando uno propio, necesario y válido, en el infierno.

Qué comes que adivinas en qué fase andan algunos de tus lectores.

Mujer del traje gris dijo...

Ese verso de Eva es de la autoría de Silvio Rodríguez.

Ana dijo...

No me gustan las chicas buenas ni las malas, ni Eva ni Lilit, ni renunciar al paraíso o que te expulsen de él, ni las mujeres que estan por encima de los hombres ni las que se sitúan por debajo.

No me gusta tener que escoger entre el cielo y el infierno, entre la rebelión y la sumisión.

Pienso que las mujeres somos mucho más que todo eso y, sobre todo, me gustaría pensar en lo principal, que las mujeres somos compañeras de los hombres.