martes, 3 de mayo de 2011

De primavera en el campo

Tiene su especial encanto la cigüeña volando distancias indecibles desde la Ciudad Luz, con un atillo en su pico y en el atillo un bebito, que llega en primavera a un pueblecillo de la sierra, como símbolo de renacimiento y esperanza para sus habitantes.

Se desdibuja el encanto cuando uno ve en el campo a la cigüeña,pico arriba abriéndolo y cerrándolo con movimientos de cuello torpes y trepidatorios, para engullirse a una rata o un sapo,que por no caberles de entero en el gaznate, dejan ver entre las comisuras del pico, lo último de la cola o una de las dos ancas inertes. Peor es, cuando uno ve al roedor o al batracio bajar lentamente por el cuello estirado del ave, hasta llegar a su buche y quedarse ella plena, tan a punto de eructo.

¿De dónde sacaron la idea de la cigüeña partera? No sé. Sé que la primavera llega de todas maneras. A uno les sienta bien, a otros no tanto.

2 comentarios:

Miranda Hooker dijo...

jajajaja, las ancas.

Y está bien que la primavera siente a algunos y a otros no tanto. El renacimiento se dice de muchos modos. Y mientras en un hemisferio es primavera, en el Sur es otoño. La melancolía no se queda quieta y quizás, se cuele, furtiva. Quizás, incluso, viaje en cigüeña.

Hluot Firthunands dijo...

Como vivio en la Ciudad de la Eterna Primavera y además no hay cigüeñas por acá, si acaso garzas, esas observaciones me son ajenas.

Pero creo que la idea viene de los romanos que tenian a las cigüeñas como representación de agunos de sus dioses caseros, en especial de esos que tenian que ver con la protección del hogar.