jueves, 23 de julio de 2009

Crisis existencial (fin)

En mi desesperación por encontrar respuestas a mi crisis existencial voy y le pregunto al I-Ching.

Fíjense ustedes, señores, señoras, niños, niñas, jóvenes y señoritas, díganme, contéstenme, como contesta la mujer araña o la mujer barbuda cuando se les pregunta en los circos.
Díganme, contéstenme ustedes, señores, señoras, niños, niñas, jóvenes y señoritas, si es verdad esto que dicen los chinos y que tan profundamente creen y observan:

Dicen, observan los chinos en su chinesca y confuciana cotidianidad que:

Se deben barrer los pisos después del año nuevo desde la puerta de entrada hasta las esquinas, donde deben dejarse el polvo y la basura por cinco días y sacados después de este tiempo, por la puerta de atrás, sin pisotearlos.
En el año nuevo se deben pagar todas las deudas y no se debe prestar ningún objeto.
No se debe recordar episodios del año pasado durante la celebración del año nuevo.
Es de muy mala suerte decir palabrotas o contar cuentos de fantasmas durante el año nuevo.
Uno no se debe lavar el pelo en esa fecha; y, además, se debe vestir de rojo, guardar buena apariencia y actitud positiva.
Los niños, parientes cercanos y los amigos solteros deben intercambiar sobres rojos con billetes, también en año nuevo.
Nadie debe permanecer en sus dormitorios. Todos deben de estar en el salón principal, celebrando el año nuevo.
No se deben utilizar cuchillos o tijeras en esta fecha, porque corta la fortuna.


En las bodas, se debe vestir de rojo, amarillo o blanco; pero nunca de negro, azul o gris.
Dos personas que tienen el mismo apellido no pueden casarse, aunque no sean parientes.
Se debe pasar a un niño de signo zodiacal dragón por encima del lecho matrimonial para bendecirlo. Bendecir al lecho, no al niño, claro está.
La diferencia de edades entre los consortes nunca debe ser menor de 3 ni mayor de 6 años.

Si se golpea a un animal durante el embarazo, el niño se parecerá a ese animal y el animal se mimetizara de por vida en el niño, irreversiblemente.
Una embarazada no debe utilizar ningún tipo de pegamento, si no quiere tener un parto difícil.
No se debe alabar a un recién nacido para no atraer a los fantasmas y malos espíritus.
Si el ombligo de la embarazada es cóncavo, se le augura larga vida.
Un bebé con más pelo en su corona será malicioso y desobediente.
Un bebé con orejotas grandes y fuertes vivirá en permanente prosperidad.


Un funeral inadecuado trae mala suerte a toda la familia.
Durante los funerales, las estatuas de los dioses se deben cubrir con tela roja de papel y los espejos se deben ocultar.
Una tela blanca se debe colgar en la puerta de la casa donde se vela al difunto.
Los hijos y nietos del occiso no deben cortarse el pelo hasta pasados 49 días después de la muerte.
Para evitar que el fantasma del difunto los siga, los dolientes no deben regresar directamente a su casa después de entierro.

El rojo es lo máximo: felicidad, riqueza, fama, buena suerte.
El negro es caca, mal, desastres y mala fortuna.
El blanco la leche, la leche materna, lo moderno, pureza, honestidad, vida, bienestar.
El ocho, como el rojo, es lo máximo, su palabra es sinónimo y homónimo de prosperidad.
El cuatro está relacionado con la muerte, es de pésimo agüero, tanto que no se debe pronunciar. Es tan malo que ni en los cuartos de hotel ni en los ascensores ni en los números de las casa se pone. Es peor que el trece.
El siete significa desgracia.
El uno soledad.
El nueve, es muy bueno, es sinónimo de abundancia y suficiencia.

Uno no se debe cortar las uñas en la noche, porque atrae a los fantasmas.
Quien escucha a un cuervo graznando entre tres y siete horas seguidas, recibirá regalos; pero si lo escucha entre las siete y las once de la mañana, lloverá y habrá viento; y entre las once de la mañana y la una de la tarde, pleitos.
Si al marido le zumban los oídos entre las once de la noche y la una de la mañana, esa noche “cena Pancho”, y si le zumban entre la una y las tres de la tarde, un invitado llegará pronto, y no necesariamente el Sancho.
Si alguien golpea a una persona con una escoba, le caen años de mala suerte.
Los bigotes son de muy mala suerte.
Tener a una tortuga como mascota en un comercio hace que los negocios vayan más lentos.
Los comercios deben estar ubicados en una esquina y pintados preferentemente de dorado y rojo.
Los contratos se deben de firmar en los días 8.

Además:
Dos puertas enfrentadas en una habitación son de mala suerte.
Un portón que da directamente a la carretera es de mala suerte.
Una casa no se debe construir orientada al norte.
El dormitorio principal de una casa no debe estar situado encima de un garage o un desván.
El comedor no puede estar ubicado más allá del segundo piso.

Y para complicar más las cosas fíjense ustedes, señores, señoras, niños, niñas, jóvenes y señoritas lo que dicen, pues ahora esto que dicen los chinos, reverbera más en mi cabeza que aquel mi dilema no resuelto sobre la lechuza y el indio, porque este dilema, esta máxima, si que está en chino, miren si no:

Si el perro ladra toda la noche, el chino cae en desgracia.

Ahora sé cuánta razón tenía Cantinflas, más sabio que Sócrates y Confucio juntos, cuando dijo:

“Yo solo sé que no he cenado”

Me dejo de dudas y de crisis, y con su permiso, le hago caso al célebre maestro mexicano y me voy a zampar un poco de Espetec con queso y vino.

1 comentario:

Miranda Hooker dijo...

Yo, como Cantinflas chato, ya me voy a cenar.

Si el 8 y el 9 son buenos números, habrá que averiguár del 6 y el 9.

dar escobazos no solo es de mala suerte: es del peor gusto!

Fin de la crisis existencial, por suerte.