martes, 30 de marzo de 2010

S.O.S.

No sé si a ti te suceda lo mismo.
No sé si tú ya lo hayas imaginado.

No sé si a ti te suceda que cuando escuchas una canción vas desglosando cada frase musical en tu cabeza, nota por nota, silencio a silencio, compás por compás, instrumento por instrumento, y simultáneamente, lo vas escuchando de manera integrada. No sé si después, al terminar la canción – o el concierto o lo que sea-, esas oraciones musicales continúan reverberando en tu cabeza, se van acallando y algún tiempo después, reviven, resurgen, resucitan inesperadamente y las escuchas – no las tarareas- escuchas esos sonidos, en tu cabeza, exactamente igual a como si trajeras unos auriculares ensartados en las orejas, los escuchas como si tu caja craneal fuera una sala de conciertos y en ella los sonidos cobraran vida por sí solos.

Cuando esto me sucede, no sé si te suceda a ti también, ...aaaahhhh,qué delicia..., Dave Brubeck, Mozart, Louis Armstrong, Vinicius de Moraes, Los Beatles,Paco de Lucia, Astor Piazzola,Bach,Stravinsky,Serrat,Pavarotti,nombra uno de los buenos, el que sea...es como estar metido en las esferas del universo, escuchando música celestial.

No sé si hayas imaginado cómo sería el infierno, tu infierno.

Yo no creo en el infierno flamígero, humeante y sulfhídrico que ya me gané por derecho divino, por mis acciones poco cristianas…casarme, divorciarme, volverme a casar, por ejemplo...tampoco creo que vaya a pasármela muy mal, si a casi todos mis amigos y conocidos me los voy a encontrar ahí (una amiga lesbiana musulmana no practicante, por ejemplo, me proponía desde ya, hacer un sindicato politeísta para sacar al diablo del infierno y pasárnosla a todo dar, sin prejuicios ni deberes, reservándonos el derecho de admisión, o exigiendo visados a las hojas sueltas y dejando pasar sólo a los cuadernos).
En fin, debrayo…
Retomo.
No sé si hayas imaginado tu infierno personalizado.
Yo ya.
Yo ya después de haberle comprado, para mi desdicha, un “canta juegos” a mi hijo de un año.
Es un video con canciones infantiles, que lo chiflan. Es capaz de hacerlo comer sin chistar: Un tallarín, un mamut chiquitito, las manos, el pollito “lito”, zapatero remendón, el burrito pepe, la perdiz,… ¡aaaaagggggghhhhh! ¡Auxilio!, me las pide una y otra y otra vez, me trae el mando de la TV para que se las ponga, mueve sus manitas y da saltitos imitando los gestos de los animadores que salen en el video…y para mi desdicha, me sucede, como siempre, que cuando escucho esas canciones, voy desglosando cada frase musical en mi cabeza, nota por nota, silencio a silencio, compás por compás, instrumento por instrumento, todo integrado y simultáneamente, y al terminar las canciones, esas oraciones musicales, simples e insulsas, continúan reverberando en mi cabeza, pero no se acallan, siguen sonando y sonando y sonando y reviven, resurgen, resucitan, y las escucho – no las tarareo- escucho esos sonidos en mi cabeza, exactamente igual a como si trajera unos auriculares ensartados en las orejas, los escucho como si los sonidos cobraran vida por sí solos, las escucho, todo el día, toda la noche, a todas horas, las escucho hasta dormido en mis sueños…
No sé si te lo imaginas, pero esto sí que es un infierno.
Ay, diosito tú ya no me salvas pero, prometo no fundar ese sindicato, si me sacan estos sonidos de la cabeza…

3 comentarios:

Miranda Hooker dijo...

Mis más sentidas y empáticas condolencias. Tómalo como reto zen.

Y qué bueno que por allá no llega Barney. Acá todavía no nos reponemos del surco neuronal que se nos hizo.

See you in hell, ja.

Ana dijo...

Yo tengo un único sonido taladrado en la cabeza.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL!!!!!!!!!!!

.....y el problema es que mi hijo no me pide el mando de la tele. La pone solito.

Hluot Firthunands dijo...

No me sucede. Cuando algo no me gusta, tengo la capacidad de bloquear mis sentidos y evitar que entre en mi mente.

Pero sí me sucede que puedo despertar y parar toda la mañana tarareando una canción como si hubiera pasado toda la noche oyendola.

¿Porque no negocias? Un poco de musica infantil y otro paco de Mozart o Bach para compensar.

O como hacia mi madre, trabajaba oyendo a Vivaldi, Beethoven y Bizet. Yo terminé disfrutando de la musica clasica solo por oirla todas las noches antes y durante el sueño.

Barney...
Dios me quiere aun con todo lo pecador que soy. La ausencia de television me salvo de la trepanación.